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Avanza lento el registro de celulares en México

La tarea de adherir en un año los más de 76 millones de celulares del país al Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil es titánica, si se toma en cuenta que en más de 90% de ellos no se tienen ningún tipo de control y que en un mes solo se han recabado poco más de tres millones.

Si cada mes se tuviera un registro similar al del mes de mayo pasado, cuando se sumaron 3 millones 24,861 usuarios según datos de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), en un año sólo se tendrían los datos de 36 millones de celulares.

El director de The Competitive Intelligence Unite (CIU), Ernesto Piedras dijo que a este dato se le deben sumar las más de 9 millones de líneas que están bajo la modalidad de contrato y las 6 millones que se agregan cada año, con lo cual apenas se tendría el registro de alrededor de 51 millones de celulares.

Piedras confía en que, como es costumbre en muchos otros trámites, los usuarios registren su celular en el último momento empujados principalmente por la cancelación irrevocable de su servicio a la que se harán acreedores si hacen caso omiso al llamado de las autoridades.

«Vivimos en un país en donde más de 10% de la gente no tiene ni siquiera una acta de nacimiento, en donde los códigos postales no empatan con colonias, delegaciones o municipios, tenemos una serie de fracturas en cuanto a la información geo referenciada y lo mismo aplica con este tipo de registros».

Si a ello se le suma la falta de información y la poca confianza que tienen los usuarios en el manejo que se le dará a los datos personales que deben proporcionar, incluyendo su huella dactilar, el tema se torna aún más difícil.

Para Alejandra Ortiz, el registro de celulares es un trámite más al que no le ve ningún sentido «para empezar compré un celular y nada más me pidieron mi nombre y que yo debía mandar el mensaje con todo lo demás, no entiendo por qué si ya estaba yo ahí, y luego estoy mandando el mensaje ese y me lo regresa que porque soy una homónima».

Sin embargo, para Piedras no se debe caer en la desestimación del esfuerzo que realizan tanto el gobierno como la propia industria, quienes reaccionaron de forma positiva ante una demanda social de inseguridad.

«Aunque tampoco debemos olvidar que no es la tecnología la que delinque, los secuestros y robos existían desde que se usaban teléfonos públicos y líneas fijas, así como la tecnología es un facilitador de la vida productiva, social y académica, también lo es para este tipo de actividades».

Fuente: El Economista, México