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Cautela política frena a Huawei en Estados Unidos, pero no detiene su expansión internacional

La falta de transparencia en Huawei Technology —y las sospechas en Washington sobre sus nexos con el gobierno chino— podrían complicar las ambiciones de la compañía de expandirse en Estados Unidos. Pero este problema no ha entorpecido el rápido crecimiento de la compañía en otras partes del mundo.

La firma de equipos de telecomunicaciones con sede en Shenzen, China, no hizo ayer, jueves, una declaración pública sobre la cancelación de una solicitud para que el gobierno de EE.UU. aprobara su plan de adquirir en conjunto con Bain Capital LLC a la estadounidense 3Com Corp. por US$2.200 millones.

El miércoles, las tres compañías retiraron la solicitud del Comité de Inversiones Extranjeras en EE.UU. (CFIUS) en medio de expectativas de que dicho comité pudiera negar la aprobación del acuerdo debido al rol de Huawei, según fuentes cercanas.

Fundada en 1988, Huawei ha crecido rápidamente para convertirse en un rival importante de fabricantes establecidos de equipos de telecomunicaciones como Alcatel-Lucent y Cisco Systems Inc. Pero la falta de transparencia de la compañía china y las raíces militares de su fundador han alimentado la sospecha de que esté ligada al gobierno chino, lo cual, según la compañía y algunos analistas, es una sospecha infundada.

EE.UU. es uno de los pocos mercados donde Huawei ha padecido tales problemas políticos. A pesar de su imagen como un orgullo nacional en China, la mayor parte del crecimiento de Huawei ha sido generada en mercados internacionales, donde su combinación de bajos precios, marketing agresivo y calidad de servicio le han abierto las puertas. Huawei, que ahora tiene más de 68.000 empleados en el mundo, afirma que realiza ventas en más de 100 países, y que es proveedor de equipos para 35 de los 50 mayores operadores de servicios de telecomunicaciones en el mundo.

A algunos les preocupa que el rechazo a Huawei pueda retrasar los esfuerzos de las compañías chinas por expandir su alcance en el extranjero, particularmente en EE.UU., algo similar a lo que pasó a Cnooc Ltd, la petrolera estatal china que chocó contra una tormenta de rechazo cuando intentó comprar Unocal Corp. en 2005. Desde entonces, las compañías chinas suelen buscar socios y participaciones minoritarias al hacer inversiones y, durante el año pasado, un creciente número de inversiones financieras han sido aceptadas sin reveses políticos.

Bajo el acuerdo de septiembre, Huawei habría mantenido una participación pasiva de 16,5% en 3Com, que fabrica equipos de red de telecomunicaciones e informática y también es proveedor de software de seguridad para el ejército de EE.UU. La firma de capital privado de Boston, Bain, sería la dueña del resto de la empresa. Pero las críticas en EE.UU. han suscitado temores de que la participación de Huawei podría poner en riesgo la seguridad nacional. El retiro de la solicitud ante el comité gubernamental probablemente torpedeará un acuerdo.

El gobierno de China emitió una respuesta sobria el jueves. El acuerdo de Huawei «debería ser considerado como cualquier otro en la economía de mercado» y «guiado por los requerimientos de desarrollo de la compañía», declaró Liu Jianchao, portavoz del Ministerio de Asuntos Internacionales, durante una conferencia de prensa de rutina. «Esperamos que las agencias reguladoras de EE.UU. manejen este asunto de manera justa y de acuerdo a la ley, y propicien un ambiente justo y favorable para las compañías chinas en EE.UU.».

Un reporte de 2005 de Rand Corp., un centro de investigaciones estadounidense, aseguró que la compañía «mantiene profundos nexos con la milicia china, la cual juega un rol multifacético como cliente importante, patrocinador político y socio de investigación y desarrollo de Huawei».

Huawei no respondió a las peticiones de comentarios hechas directamente a la empresa y a través de sus firmas de relaciones públicas. Según directivos en su departamento de medios, Huawei, por el momento, no tiene un vocero.

Duncan Clark, presidente de BDA, una firma de consultoría de tecnología basada en Beijing, dice que «la falta de transparencia (de Huawei) y su competitividad amenazan con unirse», alimentando las preocupaciones políticas en Washington. Sin embargo, Clark dice que es injusto el rechazo al acuerdo entre Bain y Huawei por 3Com porque Huawei se mueve independiente del gobierno chino. «Está mal considerarlos como un brazo del gobierno», dice.

Huawei aún no ha reportado ingresos para 2007, pero sus «ventas por contrato» —una medida que hace una aproximación a sus ingresos para el año entrante—, subieron 45% el año pasado, a unos US$16.000 millones, frente a US$11.000 millones en 2006, de acuerdo con la empresa. Unos US$11.500 millones de los contratos del año pasado se originaron fuera de China.

Fuente: The Wall Street Journal