Inicio Tecnología. Consolidación de áreas, ¿por qué y para qué? (Columna de Ernesto Piedras)

Consolidación de áreas, ¿por qué y para qué? (Columna de Ernesto Piedras)

Recordará usted, amigo lector, cuando el grueso de los mexicanos hacíamos llamadas de larga distancia, nacional o internacional, generando ese tráfico los domingos o bien por las noches. Todo, claro, por razones de economía, en una época en que las tarifas de larga distancia eran altísimas en todo el mundo, no siendo México la excepción.

Todavía en 1995, el país que venía de tener más de 2,000 Áreas de Servicio Local (ASL) seguía contando con más de 1,200. Curiosamente, un habitante de la Ciudad de México tenía la oportunidad de hablar a 3 millones de otros teléfonos con una llamada local, en tanto que un habitante de un pequeño poblado marginado requería del servicio de larga distancia para 98% de sus llamadas.

En realidad no existía un concepto geográfico de área local propiamente dicho, sino que se trataba de poblaciones o centros urbanos atendidos, enlazados por «larga distancia».

La inminente entrada de la competencia, precisamente en el segmento de la telefonía fija de larga distancia, y la también inminente subasta de frecuencias para sistemas celulares y acceso inalámbrico obligó a definir las nuevas y verdaderas áreas geográficas dentro de las cuales se prestaría el «servicio telefónico local», fijo o móvil. Se establecieron así, alrededor de 400 áreas de servicio local, 397 para ser exactos, que son con las que contamos hoy.

Además, en esos años resultaba común tarificar las llamadas telefónicas con base en la distancia geográfica de los usuarios; sin embargo, las condiciones de desarrollo tecnológico y de los mercados actuales han tendido a llevar a la obsolescencia el concepto de larga distancia, que en el medio de las telecomunicaciones desde hace varios años fue fraseado como «la muerte de la larga distancia». Muerte sí, definitivamente como negocio principal de los operadores de telecomunicaciones.

Hoy por hoy, el incremento en la capacidad de los equipos y medios de transmisión, la caída en precios de éstos y el desarrollo de nuevas tecnologías, han permitido hacer de la distancia un concepto prácticamente olvidado. Por si fuera poco, en la actualidad las tecnologías basadas en el Protocolo de Internet (IP) hacen posible que se puedan hacer llamadas a otras ciudades o países como si fueran locales.

Dado que la distancia ha dejado de ser un determinante del precio en cuanto a telefonía, en un mercado en competencia los precios se fijan por las simples leyes de oferta y demanda, en cuyo caso el mercado resulta en un elemento más para terminar con la relación precio-distancia.

El beneficio social y de productividad-competitividad es muy claro, por la reducción de tarifas efectivas que esto implica para los usuarios del servicio, individual, familiar o de negocios. Sin embargo y como es lógico, los operadores de telecomunicaciones no tienen incentivos para cambiar sus modelos de negocios y precios, basados en la determinación de tarifas conforme a las distancias geográficas. Ese es precisamente el caso de la suspensión provisional de un Tribunal que obtuvo Telmex para la inminente reducción de 70 ASL’s en una primera fase.

Es precisamente en estos casos que la regulación debe operar para compensar las imperfecciones de mercado derivadas del conflicto entre el interés público y el privado (utilidad económica derivada de los negocios, por cierto, utilidad por demás justificada porque se trata de empresas que invierten en infraestructura necesaria para el desarrollo integral).

Es afortunadamente la misma autoridad del sector quien reconoce la importancia de tender a empatar los términos de operación de nuestro sector de telecomunicaciones con los mejores ejemplos en el mundo. Por ello ha destacado la importancia de generar los beneficios de manera directa a los habitantes para fomentar la interacción económica, política, social y cultural, que se deriva de tarifas de servicio local en lugar de cobros por conceptos de larga distancia.

La expectativa es que, destrabando el bloqueo legal, podamos emprender la primera fase de esta etapa de consolidación de ASL’s, para que próximamente se conviertan en una sola y, con ello, desaparezca finalmente la larga distancia nacional, con sus consecuentes beneficios sociales y económicos.

Fuente: El Economista, Ernesto Piedras, Director General de The Competitive Intelligence Unit (www.the-ciu.net