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El fundador de Megaupload, en prisión preventiva en Nueva Zelanda

Las autoridades de EU cerraron el jueves pasado Megaupload al considerar que forma parte de «una organización delictiva responsable de una gran red de piratería informática mundial»

EFE

El fundador del portal Megaupload, Kim Schmitz, se encuentra en prisión preventiva y permanecerá así hasta que un juez neozelandés decida, a más tardar el miércoles, si le concede la libertad condicional en el proceso de extradición a Estados Unidos.

El magistrado David MacNaughton indicó antes de levantar la sesión de hoy en una pequeña sala de los juzgados de North Shore, en Auckland, a rebosar de público y sobre todo periodistas, que necesitaba tiempo para sopesar los argumentos presentados por las autoridades judiciales estadounidenses debido a la complejidad del proceso.

Hasta que el magistrado tome una decisión, además del informático alemán Kim Schmitz, de 37 años y conocido como Kim Dotcom, seguirán encarcelados sus compatriotas Finn Batato, de 38 años y jefe técnico del portal, y Mathias Ortman, de 40 años y cofundador de Megaupload; así como el holandés Bram van del Kolk, de 29 años.

Los cuatro fueron arrestados el pasado día 20 en Nueva Zelanda (19, en Estados Unidos) en una operación internacional coordinada por el FBI norteamericano.

La fiscal Anne Toohey afirmó en la vista que existe un «gran riesgo» de que Schmitz se fugue y esgrimió que le han sido decomisados varios pasaportes con diferentes identidades (Schmitz, Vestor y Dotcom), numerosas tarjetas de crédito y además tiene acceso a transporte aéreo privado.

Toohey destacó el hallazgo de varias armas de fuego «ilegales» en la vivienda de Dotcom, momento en el que un funcionario entró en la sala con ellas en un sobre que el juez rechazó revisar.

Según la fiscal, el acusado debe permanecer en prisión porque de salir solo necesitará un acceso a internet para reactivar su «turbio» negocio.

El informático alemán permaneció casi todo el tiempo con gesto impasible y con las manos cruzadas sobre el vientre, y solo abandonó su mutismo para apuntar algo a sus abogados.

Su defensa insistió, por su parte, en que Dotcom es inocente de todas las acusaciones presentadas por Estados Unidos, que Megaupload sirve para almacenar datos y que ha sido «malinterpretado».

El abogado Paul Davidson subrayó que su cliente pronto será padre de mellizos y que había planeado residir con su esposa y sus cinco hijos en Nueva Zelanda.

El jurista apuntó que Dotcom se ha mostrado dispuesto a cooperar en la investigación y que para él sería difícil escapar porque es una persona que no pasa desapercibida por sus casi dos metros de altura y unos 150 kilos de peso.

Añadió Davidson que, además, ahora que le han decomisado los pasaportes y los bienes carece de los medios necesarios para viajar.

En el caso de que la justicia de Nueva Zelanda apruebe la extradición, los cuatro detenidos serán procesados en Estados Unidos por crimen organizado, blanqueo de dinero y violación de la ley de derechos de propiedad intelectual, delitos que pueden ser castigados con una pena máxima de 50 años de cárcel.

Las autoridades de Estados Unidos cerraron el jueves pasado Megaupload al considerar que forma parte de «una organización delictiva responsable de una gran red de piratería informática mundial» que ha causado más de 500 millones de dólares en pérdidas al transgredir los derechos de autor de diferentes compañías.

Paralelamente se llevaron operaciones en varios países que permitieron, además de las detenciones en Nueva Zelanda de Dotcom y sus cómplices, en Alemania del otomano Sven Echternach, de 39 años, y en Holanda del eslovaco Andrus Nomm, de 32.

Schmitz vivía en Nueva Zelanda, había conseguido el permiso de residencia hacía un año, tenía alquilada una de las mansiones más caras del país y alimentaba su pasión por los coches de lujo.

En el registro fueron confiscados bienes valorados en unos seis millones de dólares, entre ellos 15 Mercedes-Benz, un Cadillac de 1959 y un Rolls-Royce Phantom.

Además, el departamento del Tesoro congeló once millones de dólares depositados en varias cuentas abiertas en entidades bancarias del país oceánico.