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Google y Microsoft se enfrentan por cuestiones antimonopolio

En busca de US$335.000 en pagos pendientes por servicios de publicidad, Google Inc. presentó en octubre una demanda judicial contra un pequeño sitio de Internet en el estado de Ohio, Estados Unidos. La demanda era tan rutinaria que consistía en apenas dos oraciones.

Google nunca previó la respuesta que recibió. El mes pasado, el pequeño sitio Web replicó con una demanda antimonopolio de 24 páginas contra el gigante de las búsquedas en Internet, en la que lo acusaba de un letanía de abusos anticompetitivos.

Pero lo que realmente le llamó la atención a Google fue la firma legal que representaba al sitio de Internet. Se trataba de Charles «Rick» Rule, el abogado veterano para temas de competencia del archirrival de Google, Microsoft Corp.

«Mi reacción fue: ‘¿Qué diablos es esto?'», recuerda Mark Sheriff, un abogado de Ohio que representa a Google, en referencia a la participación de Rule y su poderosa firma jurídica, Cadwalader, Wickersham & Taft LLP, cuyo departamento antimonopolio tiene sede en Washington. «No todos los días una gran firma de Washington como Cadwalader se involucra en una demanda para la cobranza de pagos retrasados en Ohio».

Rule también representa a otra pequeña firma de Internet que presentó una demanda antimonopolio contra Google. En tanto, en Europa, tras quejas contra Google que provinieron, entre otros, de una subsidiaria de Microsoft en Alemania, la Comisión Europea abrió una investigación antimonopolio preliminar sobre las prácticas de la empresa de búsquedas en la Web.

Para Google, el patrón es claro: sostiene que Microsoft está embarcada en una campaña en su contra a través de varios casos aparentemente sin relación, con el fin de preparar el terreno para algún tipo de asalto antimonopolio más amplio sobre el dominio de Google en el mundo en línea. «Nos queda claro que nuestros competidores revisan sumarios judiciales en todo el mundo en busca de quejas contra Google en las que puedan involucrarse, averiguar más sobre nuestras prácticas empresariales y usar esa información para desarrollar una queja antimonopolio más amplia contra nosotros», indicó un vocero de Google, Adam Kovacevich.

Microsoft dice que esas acusaciones no tienen sentido. Sostiene que nunca inició ni financia las demandas antimonopolio de las firmas pequeñas de Internet. Los demandantes y sus abogados también niegan que Microsoft haya orquestado las acciones. La pequeña firma de Internet señala que eligió a Cadwalader y Rule por decisión propia.

Microsoft admite que una cantidad creciente de consumidores, empresas y gobiernos tiene reservas sobre el dominio del mercado de Google. «No es ningún secreto que compartimos muchas de estas preocupaciones», indicó Jack Evans, un vocero de Microsoft. «Entonces, no debería causar sorpresa que con frecuencia nos contacten partes que creen que fueron perjudicadas por Google, o que alentemos a cualquiera que parezca tener una queja legítima a que contacte a las autoridades correspondientes».

Las maniobras legales, como mínimo, demuestran que Google -que controla casi 75% del mercado publicitario de búsquedas de Internet en EE.UU. y más de 90% del de Francia y Alemania- se ha convertido en el gigante de alta tecnología que algunos querrían ver domado.

Tácticas prestadas

Aquí es donde se produce una especie de inversión de papeles. Durante muchos años, Microsoft era el gigante que tenía que negar las acusaciones del Departamento de Justicia de EE.UU. y las autoridades europeas de que abusaba de su poder en el mercado para aplastar a sus rivales. Las demandas oficiales llegaron tras numerosas quejas de empresas de software competidoras, como el fabricante del navegador de Internet Netscape Communications Corp.

Algunos expertos jurídicos creen que Microsoft ahora está tomando prestada una página del manual de estrategias de esas firmas para intentar despertar un escrutinio oficial sobre su propio rival, Google. «Microsoft está haciendo grandes esfuerzos por intentar acosar a Google en lo que se refiere a las cuestiones antimonopolio», afirma Eric Goldman, director del instituto High Tech Law de la Escuela de Derecho de la Universidad de Santa Clara, en California.

Además de Rule, en el nuevo campo de batalla están reapareciendo otros participantes de los enfrentamientos pasados de Microsoft. Gary Reback era un abogado de Netscape que en su día ayudó a incitar a EE.UU. para que investigara a Microsoft. Ahora, su objetivo es Google. A través de un grupo que formó llamado Open Book Alliance, desafía el acuerdo que Google alcanzó en 2008 con autores y editores sobre libros electrónicos, al considerar que el pacto le da a Google una ventaja injusta. El Departamento de Justicia de EE.UU. está revisando el acuerdo.

Reback afirma que este ataque fue idea suya pero que luego su grupo buscó y recibió apoyo financiero de Microsoft, entre otros. Las quejas antimonopolio contra Microsoft sostenían que acoplaba su navegador Web con su sistema operativo, lo que le daba una ventaja a su propio software sobre el de los competidores. Reback afirma que ve un paralelo «espeluznante» en lo que Google hace actualmente, a medida que avanza en áreas como video, email, mapas y publicidad para teléfonos celulares.

«Están dominando nuevas tecnologías y mercados, todas las cosas que veía y me preocupaban en los años 90», señala.

El presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt, ha dicho a menudo que es inevitable recibir un mayor escrutinio antimonopolio a medida que la empresa crece, por lo que son más cuidadosos a la hora de abordar ciertas iniciativas, aunque no las limita. Kovacevich, el vocero de Google, afirma: «Trabajamos mucho para poner en primer lugar los intereses de nuestros usuarios y para competir de forma justa en el mercado».

Microsoft se ha movido para expresar un punto de vista diferente, a menudo detrás de bambalinas. Creó y es el principal financista de un grupo con sede en Bruselas que busca sonar las alarmas sobre el dominio en línea de Google. Bajo el nombre de la Iniciativa para un Mercado en Línea Competitivo (ICOMP, por sus siglas en inglés), el grupo ha distribuido documentos que sugieren que Google manipula sus resultados de búsqueda y algoritmos para perjudicar a sus competidores y recompensar a sus socios comerciales.

Google reconoce que ajusta regularmente sus algoritmos de búsqueda -en parte para adelantarse a personas que intentan vulnerar el sistema- pero niega que haga cambios teniendo en mente una agenda anticompetitiva.

El litigante que inicialmente fue blanco de la demanda de Google por cesación de pagos es myTrigger.com Inc., cuyo caso fue presentado en la corte del condado de Franklin, Ohio. La otra demanda antimonopolio privada fue entablada por un sitio llamado TradeComet.com LLC en la corte federal de Nueva York; Google intenta que sea trasladada a California.

Rule asegura que cualquier sugerencia de que estos casos están dirigidos por Microsoft es «falsa y es una distracción a las serias acusaciones que pesan en esta demanda». Representantes de myTriggers y TradeComet argumentan lo mismo.

Google apunta que, en todo caso, cuando abogados veteranos de Microsoft representan a otros demandantes contra Google, consiguen averiguar información confidencial de la empresa. En respuesta, Evans, de Microsoft, asegura que, dado que su empresa no es una parte activa en estas demandas, no tendrá acceso a la información que Google podría tener que compartir en el contexto de los juicios. «La pregunta más importante es: Qué teme Google que otros sepan sobre sus prácticas de negocios», dice.

Aparte de la queja informal ante la Comisión Europea contra Google, Francia -donde el gigante controla 93% del mercado de publicidad ligada a búsquedas en Internet- podría ir más allá en su investigación sobre si la empresa abusa de su dominio. A su vez, Google asegura que cumple con las leyes europeas y que compite de forma justa.

Hasta ahora, Google se las ha arreglado para eludir la mayoría de esfuerzos por frenar su expansión. En noviembre, se lanzó al mercado de la publicidad móvil en celulares al comprar AdMob. Como ya anticipaba el escrutinio, adjuntó el anuncio con una defensa de la competitividad del acuerdo. Actualmente, la Comisión Federal de Comercio de EE.UU. revisa el caso.

Goldman, de la Universidad de Santa Clara, prevé que Google tendrá que seguir navegando por un campo legal y regulatorio minado. «Si todos empiezan a unirse en su contra, Google podría verse obligada a cambiar su negocio básico.»

Bajo lupa

2007: La Comisión Federal de Comercio de EE.UU. (FTC) examina la adquisición de la empresa de publicidad DoubleClick por parte de Google; aprueba el acuerdo.

2008: El Departamento de Justicia de EE.UU. afirma que bloqueará una asociación entre Google y Yahoo en el área de búsquedas. Las empresas abandonan el acuerdo.

2009: El Departamento de Justicia abre una investigación sobre el acuerdo de Google con autores y casas editoriales que permitiría a la empresa distribuir libros digitales. La investigación está en curso.

La FTC inicia una investigación sobre la superposiciónde directivos en las juntas de Google y Apple. El presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt, renuncia a la junta de Apple.

La FTC examina el intento de Google de comprar la empresa de publicidad móvil AdMob. La indagaciónse encuentra en curso.

2010: La Comisión Europea abre una investigación antimonopolio preliminar sobre el gigante de las búsquedas, tras recibir tres quejas de sitios de Internet de Europa.

Fuente: The Wall Street Journal