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Las apps móviles generan engagement

En un mundo dominado por los teléfonos inteligentes, las aplicaciones para dispositivos móviles alcanzan cada vez a un mayor número de usuarios. Un estudio de App Annie proyecta que para el 2021 el gasto mundial en apps superará los 139,000 millones de dólares.

Se asegura que este segmento tecnológico es uno de los más dinámicos en su crecimiento, por lo que  los gastos en App Store ascenderán a los 82,200 millones de dólares a lo largo del 2017.

También veremos un despliegue de aplicaciones con inteligencia artificial que brinden una experiencia personalizada (adaptación a intereses y estilo de vida de cada usuario, tanto a nivel de contenidos como de diseño) y un marcado boom de chatbots integrados.

A grandes rasgos podría decirse que en la actualidad las apps móviles más populares corresponden a temas como comunicación y redes sociales, servicios ligados con la economía colaborativa, música, alimentos y banca. Aunque en 2016 el Top 5 de usuarios más activos por app quedó definido en este orden: Facebook, Facebook Messenger, YouTube, Google Maps y WhatsApp.

 

El desarrollo de apps

El desarrollo y empoderamiento tecnológico ha hecho que los desarrolladores creen aplicaciones increíbles para realizar determinadas tareas de la vida cotidiana, al tiempo que las empresas demandan aplicaciones móviles para automatizar sus procesos administrativos, ventas, logística, etc.

Sin embargo, cuando se desarrolla una app móvil, hay que tomar en cuenta que los usuarios necesitan una interfaz gráfica atractiva, que no sea complicada de entender. Algunas empresas incluso han cambiado su logo: entre más sencillo sea, será más fácil de recordar, directo, simple y eficaz.

Hoy en día nos ha tocado vivir en una sociedad que permanece conectada al teléfono móvil las 24 horas del día. Esto supone una dependencia hacia esta herramienta de comunicación y un beneficio para las empresas encargadas de desarrollar nuevas aplicaciones móviles que luchan por diseñar y activar aplicaciones de smartphones que sean intuitivas y fáciles de usar, es decir, que incluso un niño pequeño las pueda operar.

Cada vez son más los pequeños y grandes negocios que se suman al mundo de las aplicaciones móviles como un modo rápido de llegar a su público con una mayor credibilidad.

Según el estudio B2B de la compañía Clutch, un 50% de los pequeños empresarios tendrá una app en el 2017, y el tráfico que antes era de 10% ahora está cerca de 70%. Se proyecta que en un par de años, todas las páginas web serán compatibles con móviles y tablets. De hecho, en la actualidad si no lo es, Google las quita de su algoritmo de búsqueda. Es a causa de esto que el desarrollo de webs o aplicaciones móviles es tan fundamental en el presente y será más importante en los próximos años.

El Informe de Inteligencia de Aplicación (AIR) de A10 Networks, señala que las aplicaciones personales y corporativas están tan integradas en la vida cotidiana que muchos trabajadores consideran imposible y físicamente incómodo vivir sin ellas, comparándolas en importancia a necesidades básicas como comer, respirar o socializar.

El estudio –aplicado a más de 2,000 profesionales de negocios y de TI de empresas de todo el mundo y distintas industrias– aborda el aumento del uso y la importancia de las aplicaciones en nuestras “vidas semi-presenciales”, en las que la línea entre cómo los trabajadores gestionan el trabajo y los negocios personales se difuminan a través del uso de aplicaciones en el hogar, la oficina o cualquier otro sitio..

La competencia entre aplicaciones es muy alta, por lo que la app debe tener un diseño innovador, ser intuitiva, creativa y con una alta tasa de retención, al tiempo que será necesario desarrollar y poner en marcha una estrategia de mobile app marketing para darla a conocer y aumentar las descargas.

 

Tipos de apps

Las aplicaciones son para los móviles lo que los programas son para las computadoras de escritorio, es decir, una app no deja de ser un software que ofrece una mejor experiencia de uso, evitando tiempos de espera excesivos y logrando una navegación más fluida entre los contenidos.

Actualmente, encontramos aplicaciones de todo tipo, forma y color. Inicialmente en los primeros teléfonos, estaban enfocadas en mejorar la productividad personal: se trataba de alarmas, calendarios, calculadoras y clientes de correo. Con el ingreso del iPhone al mercado, se generaron nuevos modelos de negocio que hicieron de las aplicaciones algo rentable, tanto para desarrolladores como para los mercados de aplicaciones, como App Store, Google Play y Windows Phone Store.

Cabe mencionar que existen tres tipos de apps nativas, web e híbridas:

Las aplicaciones nativas son aquellas que han sido desarrolladas con el software que ofrece cada sistema operativo a los programadores, llamado genéricamente Software Development Kit o SDK. Así, Android, iOS y Windows Phone tienen uno diferente y las aplicaciones nativas se diseñan y programan específicamente para cada plataforma, en el lenguaje utilizado por el SDK.

Este tipo de apps se descarga e instala desde las tiendas de aplicaciones —con ciertas excepciones en el caso de Android. Las aplicaciones nativas se actualizan frecuentemente y el usuario debe volver a descargarlas para obtener la última versión, que a veces corrige errores o añade mejoras.

Una característica generalmente menospreciada de las apps nativas, es que pueden hacer uso de las notificaciones del sistema operativo para mostrar avisos importantes, aun cuando no se esté usando la aplicación, como los mensajes de WhatsApp, por ejemplo. Además, no requieren Internet para funcionar, por lo que ofrecen una experiencia de uso más fluida y están realmente integradas al teléfono, lo cual les permite utilizar todas las características de hardware del terminal, como la cámara y los sensores (GPS, acelerómetro, giróscopo, entre otros).

Por su parte, la base de programación de las aplicaciones web —también llamadas webapps— es el HTML, conjuntamente con JavaScript y CSS. En este caso se emplea un SDK, lo cual permite programar de forma independiente al sistema operativo en el cual se usará la aplicación. Estas aplicaciones pueden ser fácilmente utilizadas en diferentes plataformas sin mayores inconvenientes y sin necesidad de desarrollar un código diferente para cada caso particular.

Las aplicaciones web no necesitan instalarse, ya que se visualizan usando el navegador del teléfono como un sitio web normal. Por esta misma razón, no se distribuyen en una tienda de aplicaciones, sino que se comercializan y promocionan de forma independiente,  no es necesario que el usuario reciba actualizaciones, ya que siempre va a estar viendo la última versión. Pero, a diferencia de las apps nativas, requieren de una conexión a Internet para funcionar correctamente.

Finalmente, las apps híbridas son una combinación entre las dos anteriores. La forma de desarrollarlas es parecida a la de una aplicación web —usando HTML, CSS y JavaScript—, y una vez que la aplicación está terminada, se compila o empaqueta de forma tal que el resultado final es como si se tratara de una nativa. A diferencia de las aplicaciones web, estas permiten acceder, usando librerías, a las capacidades del teléfono, tal como lo haría una app nativa.

De hecho, las aplicaciones nativas son las que ofrecen una mejor experiencia de uso y sobre todo, rendimiento. Algunas apps como Facebook o LinkedIn, que antes eran híbridas, han pasado a ser nativas por este motivo. Adicionalmente, ellas responden más a las guías de diseño de cada sistema operativo.

Cabe recordar que la publicación de una app no es gratuita. En Google Play es necesario pagar 25 dólares por única vez al momento de crear la cuenta para la publicación. En el caso de App Store el pago es mayor, asciende a 99 dólares que, además, deberán pagarse anualmente. Crear la cuenta para publicación y realizar el pago correspondiente, permite acceder a una serie de herramientas de gestión y estadísticas sobre la cantidad de descargas de la app y su monetización.

El trabajo en una aplicación no termina una vez que esta ha sido lanzada y está publicada en las tiendas. De hecho, ahí comienza una etapa muy interesante, porque el producto está en manos de usuarios reales. Esto significa que empezarán a compartir su experiencia e impresiones, junto con las estadísticas de uso y descargas, servirán como referencia para mejorar la aplicación y corregir aquellas fallas de diseño o funcionalidad.

Este tipo de mejoras conducirá a aumentar la calidad de la aplicación, lo que a su vez se traducirá en un mayor número de descargas y más comentarios positivos. Recuerde que los usuarios son quienes corren la voz de la aplicación y es mejor mantenerlos contentos.

En este punto es importante tomar en cuenta el tema de la seguridad. Se calcula que un 75% de las apps no pasan las pruebas básicas, por lo que es importante acercarse a empresas especializadas para disminuir los riesgos de fuga de datos.

Finalmente, un estudio realizado por la compañía Hewlett Packard Enterprise lanzó algunos datos esclarecedores: el 52.1% de las apps tienen acceso a datos de geolocalización, el 11.5% a las agendas de contactos personales y el 16.3% acceden a la información del calendario.

Si tenemos en cuenta que el 94.8% de las aplicaciones requiere de contraseñas y métodos de logging para acceder, es normal que la cuestión de la seguridad se presente como algo primordial, a fin de evitar que los hackers aprovechen cualquier brecha en la seguridad de las apps.