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Libertad de elección de los usuarios

Como usuarios de telecomunicaciones, vale preguntarnos si somos libres para elegir a nuestros proveedores de servicios de telefonía local, larga distancia, acceso a internet y servicios móviles. Definitivamente sí, lo somos, pero no exentos de costos.

Por ésto es que toma relevancia el tema de la Portabilidad Numérica que la Cofeco introdujo recientemente en la discusión sobre el Acuerdo de Convergencia. Claramente en un sector en constante cambio derivado de la innovación tecnológica, la posibilidad de ajuste de las decisiones de los consumidores les representa un elemento de bienestar. La Portabilidad Numérica reduce barreras de entrada con lo que abre el campo para una competencia cada vez más efectiva entre operadores, que de otra manera verían «aprisionados» a los consumidores por el costo de cambio que les representaría ese movimiento.

A lo que se refiere esta medida es al derecho de los usuarios de servicios de telecomunicaciones para conservar su número telefónico fijo o móvil, en caso de decidir cambiar de operador de telecomunicaciones. Los beneficios son que el número de localización de familias, individuos y negocios, no se pierda, con la consecuente merma de bienestar y negocio que tenemos hoy día en su ausencia. En el sector de negocios, entre los beneficios identificados en la experiencia mundial están el ahorro que para los usuarios representa en campañas de publicidad, papelería de negocios, tarjetas de presentación y otros esfuerzos publicitarios, reduce el número de llamadas sin éxito, reduce la asistencia del servicio de operadora e incluso facilita que las guías telefónicas permanezcan actualizadas. Definitivamente no se puede dudar de los beneficios de la medida.

El mundo lo ha hecho ya desde hace mucho tiempo
Llama la atención que sea vista como una novedad, toda vez que al haber sido técnicamente factible y económicamente viable para las empresas, tiene ya más de una década de operar en las redes móviles de otros países, y desde 1995 en las redes fijas. Por ejemplo, en Singapur fue introducida en 1997, seguida del Reino Unido, Hong Kong y Holanda en el año 1999, para verse instrumentada en los años siguientes en casi toda Europa, Escandinavia, América del Norte, Asia, y en fin, en un elevado número de países, que tiene la característica de contar con una alta teledensidad telefónica (fija y móvil) ¿Pues a qué se dedicaron en la administración pasada de la Cofetel, que no tuvieron la capacidad de identificar procesos regulatorios que estaban siendo analizados, reglamentados y finalmente instrumentados en un gran número de países en el mundo?

En fin, es por eso que la Cofetel (cuya administración actual luce trabajando a un ritmo que podríamos llamar vertiginoso, en comparación del letargo que le caracterizaba recientemente) ha lanzado una consulta pública dirigida a los operadores e instancias interesadas en pronunciarse en torno a la portabilidad numérica, medida que pretende beneficiar a los usuarios de los servicios de telefonía fija y móvil, y promover la competencia entre los concesionarios.

¿De qué depende nuestra decisión de cambio de operador?

Al incorporar los costos de cambio en su decisión, los consumidores tienden a volverse reacios a cambiar de marca y presentan comportamientos racionales de «lealtad». En consecuencia, los costos de cambio han otorgado a las empresas dominantes en telecomunicaciones un poder de mercado sobre su base histórica de clientes.

Su magnitud difiere de un mercado a otro, así como de un proveedor a otro. Por ejemplo, los costos de cambiar de operador en el mercado de telefonía móvil son mucho más altos que en el mercado de telefonía de larga distancia. En efecto, la contratación de servicios de telefonía móvil implica frecuentemente costos tales como la compra de un aparato y la firma de un contrato que estipula el uso del mismo por un periodo mínimo. Estos elementos entorpecen el cambio de operador por lo que las empresas que ofrecen servicios de telefonía móvil presentan tasas de desconexión menores respecto a las tasas registradas por empresas de otros segmentos de telecomunicaciones. En el caso de la larga distancia el cambio es más fácil, ya que no existen cargos fijos, no requiere de la instalación de ningún equipo y el cambio de operador se realiza simplemente con una llamada telefónica.

En México, el mercado de telecomunicaciones operó en condiciones monopolísticas en las que el consumidor no tenía alternativas para elegir su proveedor de servicios. Con la paulatina introducción de la competencia, los consumidores encararon la opción de cambiar de operador, con lo cual tomaron en cuenta variables tales como precios, reconocimiento de marca y costos de cambio para elegir un nuevo proveedor de larga distancia. Próximamente, tocará a los servicios de telefonía fija y móvil.

Por lo tanto, con el fin de mejorar la competencia en telecomunicaciones, es necesario eliminar los costos de cambio que la estructura del mercado ha impuesto sobre los consumidores.

Fuente: El Economista, Ernesto Piedras, Director General de The Competitive Intelligence Unit