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Negación a la competencia (Columna de Ernesto Piedras)

Al leer los periódicos de estos días, parecieran ser aquellos de hace una década cuando las disputas, juicios de amparo y pleitos tenían como elemento central la negativa de Telmex a interconectar su red con la de otros operadores.

Solo que hoy los actores no son Avantel (hoy Axtel) ni Alestra, y no es que no tengan serios problemas e inconformidades al respecto. Sino que hoy se trata de Telefónica, quien denuncia el bloqueo a su participación en el mercado fijo, al negársele la conexión de sus líneas telefónicas por medio del Grupo de Telecomunicaciones Mexicanas (GTM) a la red de Telmex, con lo que quedaría aislada de casi la totalidad de los hoy clientes de ese servicio en el país.

Por su parte y en un caso de franca confusión entre su rol comercial y, en esta ocasión, el de una autoridad (en materia de inversión extranjera, en este caso), Telmex argumenta que la empresa española viola la norma en la materia, que por cierto ya las autoridades han confirmado que no lo está haciendo.

¿Qué es y para qué sirve?

Ya desde hace muchos años, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), ha reconocido que la interconexión constituye el elemento más importante entre todos para el desarrollo de un mercado competitivo para estos servicios.

Además, esto se confirma con el principio de que el valor de una red como la de las telecomunicaciones es proporcional al número de elementos que la integran (Ley de Metcalf), con lo que la incorporación de nuevos miembros, pero también de redes, lleva al aprovechamiento potencial de su valor.

Claro está que el asunto se complica porque los incentivos e intereses operan en sentidos opuestos entre los jugadores del mercado. Bueno, al menos de uno de ellos.

Y es que todo el sector, menos uno, quieren la interconexión: los operadores fijos competitivos, operadores móviles, cableros, CFE, trunkeros, radiodifusores y demás. Ah claro, y no hay que olvidar al consumidor, además de las autoridades que han sido claras al respecto: la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Comisión Federal de Telecomunicaciones y Comisión Federal de Competencia. Pero, es claro también que ese interés social y voluntad generalizada topan recurrentemente contra una sola empresa: Telmex.

Costos y beneficios

Cumplir con la obligación del título de concesión en cuanto a otorgar la interconexión, pero además sobre una base tarifaria sana, es conducente para la competencia y, por si eso fuera poco, para mucho más.

Por el lado de la oferta, la interconexión evita la innecesaria duplicidad de redes (eficiencia social de los recursos) y logra una mayor cobertura con menores costos, lo cual da pauta al surgimiento y aprovechamiento de economías de escala. Al haber una red principal ya instalada, sería altamente ineficiente tanto para los operadores como para la sociedad buscar instalar redes paralelas. La existencia de dicha red, al no haber interconexión, genera un monopolio natural, pues los costos de entrada serían sumamente elevados para los nuevos jugadores impidiendo su acceso. Además, esas economías de escala derivadas de la interconexión resultan en una reducción de costos, con la consecuente disminución de precios al usuario final. Nuevamente es otro beneficio social derivado de la interconexión.

Por el lado de la demanda, el beneficio obtenido por los consumidores es doble, ya que aumentan sus opciones de elección entre proveedores de servicios básicos y, además, se presenta la posibilidad de comunicarse entre distintas redes, por ejemplo: fijas y móviles. Del primer punto resulta la posibilidad de contar con más operadores, la competencia y todos sus reconocidos beneficios (al menos en otros países) y la expansión de alternativas de opciones para el usuario.

Con todo, es claro que el tema de la interconexión, en términos y condiciones que sean justos, no discriminatorios y transparentes, no debe ser del interés exclusivo de los operadores de telecomunicaciones, o de la atención de funcionarios y especialistas del sector de las telecomunicaciones, sino que constituye en sí mismo una condición necesaria para alcanzar una competencia efectiva.

Fuente: El Economista, Ernesto Piedras, Director General de The Competitive Intelligence Unit (www.the-ciu.net