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Servicio universal y redes de nueva generación

Los servicios de voz pueden ser proporcionados ya sea como VoIP a los usuarios o a través de la red pública tradicional (PSTN) con WiMAX proporcionando la red de base para el transporte de señales

Las tecnologías inalámbricas abaratan los costos del servicio universal. Por ejemplo, WiMAX fijo podría proporcionar conectividad de voz y datos en áreas fuera del alcance de las redes actuales, permitiendo así que viviendas en áreas con muy baja densidad poblacional y con altos costos de despliegue de las redes alámbricas puedan tener equipo de recepción para recibir esta conectividad.

Asimismo, los servicios de voz pueden ser proporcionados ya sea como VoIP a los usuarios o a través de la red pública tradicional (PSTN) con WiMAX proporcionando la red de base para el transporte de señales.

Las tecnologías inalámbricas pueden servir para conectar teléfonos públicos en áreas remotas. Por ejemplo, teléfonos de tecnología GSM (Global System for Mobile Communication) pueden proveer acceso telefónico fijo en áreas cubiertas por su señal, y han sido exitosos en países en desarrollo con grandes redes móviles e infraestructura fija poco desarrollada.

Además, WiMAX puede extender fuertemente el alcance de los teléfonos públicos, permitiendo instalarlos y conectarlos en áreas remotas a una fracción del costo de desplegar una red alámbrica.

Un problema de futuro de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) respecto a la cobertura social de las telecomunicaciones será decidir cuando la provisión de servicios de banda ancha entrará en la definición de la misma.

La discusión será si el acceso a los servicios de telecomunicaciones es suficiente o si debe ponerse a tarifas al alcance de los usuarios el acceso a un paquete completo de servicios. De hecho, las Directrices sobre Servicio Universal de la Unión Europea ya incluyen una obligación de proveer «acceso funcional a Internet», y se empieza a examinar si «acceso funcional» en un ambiente de Next Generation Network (NGN) incluirá acceso a banda ancha.

Al respecto, a pesar de que las tecnologías inalámbricas pueden ofrecer conectividad de voz y acceso a Internet a un costo de despliegue en áreas remotas mucho menor al de líneas fijas financiadas con Fondos de Servicio Universal, el consenso de los analistas es que es muy prematuro para establecer a la banda ancha como un componente del servicio universal.

Otro problema crucial será decidir cuando el servicio de voz utilizando VoIP puede ser considerado un sustituto viable de la telefonía tradicional en relación a las obligaciones de servicio universal, dado que en la actualidad los servicios de VoIP no tienen la misma confiabilidad que las conexiones de Public Switched Telephone Network (PSTN).

Por otro lado, a pesar de que las tecnologías inalámbricas pueden proporcionar conectividad inicial en áreas periféricas, su ancho de banda limitado puede convertirlas sólo en una solución temporal para acceso de alta velocidad hasta que las líneas alámbricas puedan ser instaladas, si las obligaciones actuales de desplegar infraestructura «robusta» de líneas en zonas periféricas fueran reducidas entonces existirían menos incentivos para que los operadores desplegaran los tipos de infraestructura que llevarían a accesos a Internet de muy alta velocidad en el futuro.

Al respecto, debe observarse que las redes inalámbricas pueden suministrar conectividad de banda ancha inicial en áreas periféricas, pero también podrían contribuir a incrementar el diferencial de velocidad de acceso entre las áreas urbanas y rurales conforme las redes de fibra evolucionen.

El diseño de los mecanismos de servicio universal y de fomento de la banda ancha debe empezar a contemplar este problema futuro de brecha digital.

Finalmente, existe una amplia variedad de mecanismos alternativos para financiar el Servicio Universal dada la reducción de las ganancias de los operadores tradicionales, desde el establecimiento de un impuesto a cada número telefónico hasta fondos del presupuesto público. La conveniencia de los mismos, versus los métodos tradicionales de financiamiento, debe ser evaluada con base en criterios como su eficiencia económica, equidad social y efectos sobre la entrada de nuevas empresas.

Fuente: El Economista, Fernando Butler Silva, Presidente del Colegio Nacional de Economistas