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Suiza crea el Crypto Valley del blockchain y la criptografía

En el cantón de Zug, uno de los más pequeños de Suiza y a pocos kilómetros de Zúrich, se encuentra Crypto Valley, un sitio al estilo del Silicon Valley californiano para empresas emergentes que operan e innovan en el mundo de las tecnologías blockchain y la criptografía.

Blockchain, un concepto que se conoció en 2008 con la invención de la moneda digital bitcoin, es un registro de transacciones digitales que transfiere y almacena datos de manera segura, anónima y permanente, y rompe con la cadena de intermediarios.

El pequeño país europeo busca que Zug sea el ‘ecosistema líder en tecnologías blockchain -o cadena de bloques- y criptográficas del mundo’, según la promoción que hace de este lugar la Asociación Crypto Valley.

Zug es conocido por los bajos impuestos que han atraído a empresas, a millonarios y deportistas, y tiene una oficina de promoción económica potente y unas autoridades que respaldan con entusiasmo Crypto Valley.

El año pasado la ciudad se convirtió en la primera urbe del mundo en aceptar el bitcoin como medio de pago de algunos servicios públicos, y para septiembre quiere ofrecer a sus habitantes la posibilidad de solicitar una identidad electrónica, basada, como no, en la tecnología blockchain.

Más allá de Zug, Suiza es año tras año el país más competitivo del mundo, según el Foro Económico Mundial, y es una nación estable, neutral y predecible.

Pero sobre todo, recuerda el alcalde de Zug, Dolfi Müller, es el país de la democracia directa y de la descentralización de los poderes, que era ‘el espíritu que los fundadores de Crypto Valley buscaban’.

El sudafricano Johann Gevers desarrolló su visión de un hub cryptofinanciero en 2013 tomando como ejemplo el Silicon Valley e identificó a Zug como el lugar idóneo para ello.

Cuando fundó Monetas en 2012 quería crear una plataforma descentralizada de transacciones y vio que ‘el problema en el mundo financiero era que estaba demasiado concentrado o centralizado’.

En Suiza encontró lo que buscaba: el país alpino ‘tiene el sistema político más descentralizado del mundo’, explicó en noviembre durante una conferencia.

En la segunda mitad de 2013 se creó Bitcoin Suiza en Zug y Gevers mudó su empresa desde Vancouver (Canadá) a esta ubicación, en la que también se instaló Ethereum, una plataforma que se apoya en blockchain para hacer ‘contratos inteligentes’ que se cumplen de forma automática una vez acordados los términos entre las partes.

En 2014, Zug dio una señal de apoyo a Crypto Valley cuando declaró libre de impuestos la primera venta abierta de «token» ether, la moneda de Ethereum.

Los token son valores o activos transferibles que pueden canjearse por bienes y servicios futuros.

También otras compañías como Tezos, un blockchain de tercera generación; Xapo, un monedero de bitcoin seguro; ShapeShift, Akasha, Blockchain Source, SweePay y ConsenSys, entre otros, se instalaron en Zug, hasta sumar una veintena de empresas a día de hoy.

Que Crypto Valley no sea aún en alcance y renombre como su gran hermano californiano no inquieta a sus miembros.

‘Aún está en su infancia si lo medimos en años’, indicó Angelica Bienz, miembro de la Asociación Crypto Valley y quien sostuvo que ‘lo que le falta en tamaño y reputación lo compensa la cercanía de sus participantes’ por la proximidad y el fácil acceso entre ellos, lo que fomenta el entendimiento mutuo.

Ello a su vez añade fiabilidad y seguridad a empresas emergentes, lo que puede llevar a que tengan una ‘tasa de supervivencia mayor’ que Silicon Valley, vaticina.

En este ecosistema influyen además los pasos dados por el Gobierno y el regulador de Suiza, aparte del cabildeo del sector.

En 2015, la Autoridad Federal de Supervisión de los Mercados Financieros de Suiza (FINMA) anunció que los bitcoin serán tratados como moneda extranjera y que no harían falta nuevas normas, además de eximirlos del pago de IVA.

En 2016 se revisó una ley de lucha contra el blanqueo de dinero bajo la cual los bitcoin fueron clasificados como transmisión monetaria, pero en la que se incluía una excepción para transacciones que se desarrollan estrictamente de forma bilateral.

Además, los reguladores aceptaron que el almacenamiento de terceros de criptoactivos no constituía depósitos y por ello no estaba sujeto a la regulación bancaria ni requería una licencia.

Y finalmente, el Gobierno suizo anunció el año pasado licencias para empresas tecnofinancieras, pero con requisitos limitados para compañías emergentes.

EFE