Si bien desde hace años se conoce y se utiliza el teletrabajo como una opción para transferir parte de las labores de los empleados al ámbito del hogar, no es sino hasta ahora –debido a la pandemia del COVID-19– que las organizaciones de cualquier sector y tamaño están valorando esta práctica, no solo como una opción más sino como una exigencia vital para dar continuidad a sus funciones y asegurar su permanencia dentro de un entorno nunca antes visto.
Una nueva cultura
En estos precisos momentos se está gestando una nueva cultura de gestión empresarial con el teletrabajo de una manera intensiva y extensiva, que además ocurre, providencialmente, en un momento en que las ofertas de la industria en cuanto a infraestructura tecnológica, sistemas, funcionalidades y dispositivos están disponibles en el mercado, con un alto grado de calidad y madurez operativa para todas las organizaciones, sin exclusión de sectores, tamaño o ubicación.
Con el actual impulso de la industria, el teletrabajo se está insertando en los modelos de gestión laboral en un momento histórico en el que muchas empresas están improvisando, probando, ajustando e instalando soluciones –a veces de manera precipitada–, dada la urgencia de dar continuidad a los procesos que exige la sobrevivencia de las empresas en las actuales condiciones inéditas y urgentes.
Este gran movimiento del sector empresarial está dejando al descubierto la actual necesidad imperiosa del teletrabajo, no solo para iniciar este modelo, sino también para llevarlo a niveles superiores de eficiencia.
Sin embargo, la implementación y puesta en marcha del teletrabajo implica no solo el acopio de recursos y soluciones tecnológicas, sino que presupone el diseño y construcción de una cultura orientada hacia la eficiencia la comunicación, la colaboración y la orientación a resultados en un esfuerzo corporativo.
El tema crítico del teletrabajo es el compromiso corporativo, elegido y compartido por los niveles directivos y mandos medios, con los empleados que operan desde sus hogares o puntos remotos.
El objetivo central es el logro de resultados en términos de eficiencia, rentabilidad y calidad de vida en su sentido más amplio, teniendo como piedra angular al trabajador y sus propias expectativas de mejora en su calidad de vida.
Todo esto está sustentado en la comunicación, donde la comprensión clara y precisa de lo que es el trabajo remoto, con sus sistemas, procesos funciones, tareas y compromisos, son aceptados y compartidos, con la consigna de lograr resultados tangibles.
La comunicación y la colaboración
La comunicación y la colaboración adquieren ahora una relevancia crucial frente a una nueva experiencia que suscita diferencias y controversias de diversa índole en los niveles gerenciales y operativos, así como los equipos de trabajo.
Respecto a la comunicación en particular, sobre todo al inicio o configuración de este nuevo modelo de trabajo, resulta vital la apertura y fluidez de la comunicación para que la integración de grupos de trabajo y el alineamiento, siempre dinámico de las funciones y responsabilidades, se encuadren en políticas, métricas y reporteo de cada individuo, para ser consensuadas, aceptadas y comprometidas.
En principio, todo esto no difiere significativamente de lo que ocurre o debería ocurrir en el modelo tradicional del trabajo en la oficina, solo que ahora el trabajo remoto exige que la comunicación, incluso transversal, sea ágil y oportuna para permear en toda la organización y dar paso así a un nuevo paradigma de relacionamiento remoto.
Para los empleados, desde luego, el trabajo remoto implica un cambio con múltiples variables que inciden en su vida cotidiana y aspiracional que involucra incluso a la familia, y que solo puede ser comprendida y valorada a título personal; sin embargo, ahora surgen beneficios reales en cuanto a la autonomía personal y por lo tanto a la libertad y creatividad asociada al ámbito de trabajo.
En este modelo, el trabajador puede generar ahorros personales en gastos; fortalecer las relaciones familiares gracias al contacto directo y personal; y puede aumentar su productividad y conseguir una socialización, aunque remota, menos exigente y estresante, natural e intima.
No obstante, el trabajo remoto supone cambios significativos a los empleados, según se ha visto, sobre todo en la posibilidad de fincar relaciones cara a cara, amistosas, así como a generar ideas y concebir proyectos con compañeros y colegas, todo lo cual influye en su estado de ánimo.
No todos podemos hacer trabajo remoto, así como no todos podemos trabajar en oficinas convencionales.
Desde luego, todo esto implica un análisis crítico y objetivo de la compatibilidad presente y futura del trabajo remoto como una nueva forma de laborar, versus las aspiraciones, valores y capacidades reales de cada individuo.
Las nuevas tecnologías
El teletrabajo tiene un sustento vital y definitorio gracias a las nuevas tecnologías, desde su concepción, estructuración, funcionalidades, operatividad y desarrollo.
Ya sea con soluciones de software, hardware, comunicaciones, videoconferencias, telepresencia, tecnologías de colaboración, virtualización, realidad aumentada, etc., el teletrabajo tiene en la tecnología un sustento real y una plataforma de innovación y desarrollo.
En este contexto, la oferta de soluciones tecnológicas y de asesoría especializada es en la actualidad muy amplia y versátil, de manera que prácticamente cualquier empresa puede iniciar y desarrollar proyectos de teletrabajo, sin importar su infraestructura tecnológica actual, su giro, tamaño, o ubicación.
La implementación del teletrabajo en muchas organizaciones puede ser el inicio para la adopción de soluciones tecnológicas de nueva generación, que les permitan insertarse y beneficiarse de las enormes ventajas en la nueva era digital.
En este momento tan crítico, exigente y de alto riesgo, las firmas tecnológicas están dando un paso al frente para mantener su presencia frente las organizaciones y alcanzar las mejores condiciones de rentabilidad, eficiencia y competitividad.
En este contexto, Salesforce, líder mundial en la Administración de la Relación con Clientes, destacó en un documento que: “este es el momento de escucha profunda. Es importante ahora más que nunca recordarle a tus equipos lo importante que es escuchar realmente lo que les preocupa a sus clientes y demostrar que están ahí para ellos”.
El caso de Apple
Una evidencia más del valor e importancia del teletrabajo, se hace ostensible cuando Apple, una de las empresas más valiosas del mundo, decidió modificar su postura en contra del teletrabajo ante la magnitud de las exigencias provocadas por la actual pandemia.
El COVID-19 está obligando a la compañía de la manzana a adoptar una cultura del trabajo en casa que durante años rechazó, no obstante haber construido recientemente un enorme y suntuoso complejo de 175 acres en Cupertino, California, y varias docenas de oficinas más en el resto del mundo, con múltiples facilidades y comodidad para empleados y directivos.
Apple no fue diseñada como una empresa para el trabajo desde el hogar; sin embargo, todo cambió cuando surgió la amenaza de la pandemia del coronavirus.
A principios de marzo, la compañía cerró muchas áreas de su Apple Park y sus campus más antiguos en Infinite Loop, cuando los funcionarios y empleados del área de San Francisco recibieron órdenes de permanecer en casa y se les comunicó que requerían de una aprobación específica para tener acceso a las oficinas.
Finalmente, la pandemia que se vive en estos momentos puede exigir a las organizaciones un cambio histórico hacia una cultura laboral de trabajo en casa, con todas sus implicaciones, a riesgo de caer en la inoperancia total o parcial y poner en riesgo su continuidad y permanencia en el mercado.