La creciente digitalización en México está impulsando la frecuencia en el uso de métodos electrónicos para realizar compras en línea, de acuerdo con un estudio de Kaspersky.
Según la investigación, los consumidores mexicanos efectúan transacciones hasta tres veces por semana, utilizando principalmente tarjetas bancarias (70%), banca en línea (57%) y aplicaciones de pago (44%).
Sin embargo, este aumento en el volumen de datos financieros gestionados ha convertido al comercio electrónico en un objetivo prioritario para los ciberdelincuentes.
De hecho, el 24% de los compradores ha enfrentado algún incidente relacionado con estafas al realizar transacciones digitales.
Entre las tácticas más comunes de los estafadores se encuentra el envío de correos electrónicos fraudulentos que se hacen pasar por grandes minoristas como Amazon, Walmart y Etsy.
Estos mensajes, que aparentan ofrecer descuentos exclusivos, redirigen a páginas falsas diseñadas para imitar sitios legítimos.
Aunque estos sitios web engañosos suelen contener errores sutiles, como faltas de ortografía o ligeras modificaciones en los nombres de dominio, muchas víctimas no los detectan, lo que resulta en la pérdida de dinero y datos personales.
Otra estrategia detectada es la promoción de encuestas con sorteos que prometen premios atractivos, como un iPhone 14. Los ciberdelincuentes crean un sentido de urgencia al asegurar que solo un número limitado de usuarios podrá acceder a la oferta, lo que presiona a las víctimas a compartir información básica y gastar dinero en sitios web fraudulentos.
Los datos robados en estas estafas son utilizados directamente por los estafadores o vendidos en mercados de la dark web.
Según Kaspersky, el precio de los datos depende de su calidad y tipo. Por ejemplo, los conjuntos completos de datos de tarjetas de crédito, conocidos como fullz, pueden incluir información como el número de tarjeta, el código CVV y la dirección de facturación, alcanzando precios elevados dependiendo de la región de origen.
Durante una campaña reciente, se observaron ofertas de tarjetas de crédito robadas con precios que oscilaban entre 70 y 315 dólares, dependiendo de la calidad y el país de origen, con descuentos de hasta el 10%.
Esta sofisticación en las tácticas de los ciberdelincuentes pone de manifiesto la necesidad de mayor concienciación y medidas de seguridad tanto por parte de los consumidores como de las empresas que manejan datos financieros en línea.