Las grandes compañías tecnológicas se preparan para establecer vínculos más estrechos con Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, tras un periodo de fuerte escrutinio regulador tanto en ese país como en Europa.
Este acercamiento incluye donaciones millonarias para la ceremonia de investidura del 20 de enero y reuniones estratégicas con el magnate.
A pesar de que Trump ha mantenido una postura crítica hacia las llamadas Big Tech, su colaboración con líderes como Elon Musk sugiere una disposición a dialogar. Una muestra de esta nueva dinámica se dio con el anuncio conjunto de una inversión de Softbank en Estados Unidos, que promete crear cien mil empleos, algunos en el ámbito de la inteligencia artificial.
En el último año, la IA ha sido un tema central para las tecnológicas, aunque el escrutinio se ha centrado más en las redes sociales y su impacto en los jóvenes, así como en la competencia monopolística. Reguladores en Estados Unidos y Europa han tomado medidas significativas para controlar su influencia.
En el ámbito estadounidense, Alphabet enfrenta un fallo que exige separar su sistema operativo Android de otras líneas de negocio como Chrome y Google Play, mientras que Apple, Meta y Amazon enfrentan procesos por prácticas que podrían restringir la competencia.
En Europa, Teresa Ribera asumirá próximamente el liderazgo en las políticas de competencia de la Comisión Europea, continuando el legado de Margrethe Vestager. Bajo su mandato, se aplicaron multas históricas y se impulsó la ley de mercados digitales, que busca limitar los abusos de poder de plataformas como Alphabet, Amazon, y Apple.
Las grandes tecnológicas enfrentan así un panorama donde deben equilibrar sus intereses empresariales con una creciente presión regulatoria en ambos lados del Atlántico. Este acercamiento a Trump podría redefinir las reglas del juego en los próximos años.
