Los líderes de las Big Tech, considerados los gurús del nuevo capitalismo, tuvieron un papel destacado en la investidura de Donald Trump, anticipando su relevancia en este segundo mandato.
Elon Musk, el hombre más rico del mundo con una fortuna estimada en 434,000 millones de dólares, destacó como consejero cercano de Trump y será director de un nuevo departamento de eficiencia administrativa.
También asistieron Jeff Bezos (Amazon), Tim Cook (Apple), Mark Zuckerberg (Meta) y Sundar Pichai (Google), junto con Sam Altman (OpenAI), aunque en un perfil más discreto.
Todos ellos donaron al menos un millón de dólares para financiar los actos inaugurales y asegurar un lugar privilegiado. En los meses previos, desfilaron por Mar-a-Lago en busca de respaldo presidencial, conscientes de los beneficios que Trump puede ofrecerles, especialmente en términos de regulación e impuestos.
Algunos, como Zuckerberg, ya han ajustado sus políticas, eliminando restricciones al contenido en sus plataformas y abandonando iniciativas de inclusión. Este alineamiento con Trump se produce mientras enfrentan críticas globales por prácticas monopolísticas, bajos impuestos y el impacto de sus plataformas en menores.
Con Trump abanderando el lema ‘America First’, las tecnológicas buscan consolidar su poder bajo su administración.
