*Desafío en la economía global
*Competitividad, la clave
*Tecnologías de la información
De manera similar a la que en el siglo XIX la evolución Industrial transformó, con la incorporación de la máquina de vapor, no sólo los modos de producción sino de vida en el mundo, en el nuevo milenio, el conocimiento y la innovación se han convertido en las claves de la economía global. Para ser competitivo, cualquier país requiere impulsar de manera decidida los elementos fundamentales para adaptar su economía a la nueva realidad mundial, en la que juegan un papel determinante las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).
Las cifras no mienten: los países más desarrollados son aquellos que han logrado incorporar a sus modelos productivos de de distribución y estrategias de bienes y servicios, los elementos tecnológicos directamente relacionados con los implementos y los programas de comunicación. Aquellas naciones que no lo han hecho, o que su esfuerzo es limitado en este terreno, han quedado rezagadas, lo que se refleja en la ampliación de la “brecha digital” que ya se da en el mundo y coloca a varios países fuera de la competencia global. La revolución del conocimiento que marca el carácter y la capacidad de competencia de las economías, está sustentada en el círculo virtuoso de la innovación: educación, investigación y desarrollo, protección intelectual, apoyo la planta productiva y atracción e capital.
Esta fórmula, cuya aplicación es básica para las economías nacionales, también es válida para las empresas; así tenemos que consorcios emblemáticos, como General Motos, y otras que marcaron la pauta en la era de la Revolución Industrial, han transformado sus modelos de negocios y de producción hacia la innovación y la competitividad internacional. Los países y empresas más desarrollados en este terreno, privilegian el uso de tecnologías de la información de cuados e investigaciones que los hagan mas competitivos.
Naciones como México participan en un plano intermedio en este campo, donde la inversión tanto pública como privada es insuficiente, lo que se ve agravado por la mala distribución del ingreso y que propicia que el 80 por ciento de la población no cuente con una computadora personal y que más del 90 por ciento no tenga acceso a Internet. El desafío es enorme, pues en esta era de intenso cambio tecnológico, queda claro que el capital intelectual más importante que el capital físico, dado que la competitividad es la clave de la economía del conocimiento. Fuente: El Financiero, Informe Especial.