El italiano Franco Bernabè presentó hoy su dimisión como presidente de la operadora Telecom Italia para evitar divisiones internas, en un momento crucial para la compañía tras el reciente acuerdo por el que la española Telefónica aumenta su participación en su accionista de referencia, el consorcio Telco.
Según informó hoy la compañía italiana en un comunicado, las atribuciones organizativas que ostentaba hasta ahora Bernabè las asumirá de modo temporal el consejero delegado de Telecom Italia, Marco Patuano, a la espera de encontrar al nuevo presidente de la empresa.
Asimismo, el vicepresidente de Telecom Italia, Aldo Minucci, asumirá la Presidencia del Consejo de Administración y la representación legal de la compañía de manera también temporal, hasta que se nombre al nuevo máximo dirigente.
Bernabè formalizó hoy su renuncia, de la que se venía hablando en los últimos días, durante el Consejo de Administración de la compañía que se celebró en Milán, en el que finalmente no se abordaron otras cuestiones como el plan industrial de la empresa, como se pensaba en un primer momento.
«El Consejo de Administración ha expresado su más sincero agradecimiento a Franco Bernabè por el gran compromiso y el elevado aporte gestor aportado en estos años al frente de la compañía», rezaba un primer comunicado del grupo.
Al final del Consejo de Administración, Telecom Italia divulgó otra nota en la que daba más detalles sobre la salida de su hasta ahora presidente, quien cobrará unos 3.7 millones de euros en concepto de los honorarios que habría percibido si hubiera continuado en su cargo hasta el final de su mandato.
La compañía desembolsará además otros 2.9 millones de euros por un acuerdo de «no competencia» previsto en su contrato de una duración de 12 meses, por el que Bernabè se compromete a no trabajar para ninguna compañía que pueda tener intereses similares a los de Telecom Italia en el mercado.
En una carta a los empleados de la firma italiana que divulgan los medios, el ya expresidente de Telecom Italia justifica su decisión en el hecho de que quería evitar una «división» en el Consejo de Administración sobre el camino a seguir a partir de ahora, que «habría determinado una parálisis de la empresa y la imposibilidad de alcanzar una solución compartida».
Bernabè, presidente ejecutivo de Telecom Italia desde abril de 2011 y consejero delegado en los tres años anteriores, asegura además que se va «no sin antes haber explicado al Consejo la necesidad de dotar a la compañía de medios financieros necesarios para sostener una estrategia de relanzamiento».
El directivo italiano lanzó una propuesta que no contó con la aprobación de sus principales socios: una ampliación de capital de al menos 3,000 millones de euros como fórmula para afrontar la situación de Telecom Italia, que a 30 de junio de 2013 tenía un endeudamiento financiero neto de 28,813 millones de euros.
Por el contrario, los principales accionistas de la compañía, que controlan el 22.4% de su accionariado a través de Telco, anunciaron el pasado 24 de septiembre un acuerdo por el que aumenta su participación en el consorcio con el que gestionan esas acciones con el único socio español, Telefónica.
Por este acuerdo, el grupo español, que contaba con el 46.18% de Telco, llegará a tener el 70% del control económico pero no de voto (asciende inmediatamente al 66%), aunque puede llegar a controlar el total de este consorcio si decide ejercer la opción de compra que le han otorgado los accionistas.
Entre otros, en el Consejo de Administración de hoy participaron los consejeros españoles de Telecom Italia: el presidente y vicepresidente de Telefónica, César Alierta y Julio Linares, respectivamente.
Al término de la reunión, Minucci aseguró a los periodistas que el aire que se respiraba en el encuentro era «absolutamente tranquilo», una idea que no compartieron todos los consejeros, como Massimo Egidi, quien dijo que el clima «no había sido muy alegre».
La cuestión del aumento de la presencia de Telefónica en Telecom Italia ha despertado los recelos de gran parte de los representantes de la política y los agentes sociales italianos, que han expresado su disconformidad con el hecho de que la antigua compañía estatal de teléfonos, incluida la red de líneas fijas, pueda quedar ahora bajo control de un grupo español.
EFE