El evento CES que se lleva a cabo en Las Vegas se ha convertido en un escaparate de dispositivos inteligentes que habrán de revolucionar en los próximos años la forma en la que las personas se relacionan con su entorno.
Samsung anunció que para el año 2020 todo lo que fabrique tendrá la característica de smart. La cadena estadounidense de productos para el hogar Lowe’s presentó su sistema Iris dentro de un stand que simula una casa llena de sensores y cámaras que, conectados a un dispositivo central, podían ser controlados mediante una aplicación para móviles, y de esta forma realizar tareas como subir y bajar las persianas, detectar una fuga de agua o el estado de las plantas del jardín. Iris ya está a la venta a un precio mínimo de 179 dólares.
La compañía japonesa Logbar mostró un anillo inteligente que permite encender una lámpara, el aire acondicionado o bajar el volumen del televisor con solo un gesto.
Al recorrer los pasillos del recinto es posible ver tecnologías de cerraduras que se abren con el móvil, bombillas que cambian de color en función del estado de ánimo de su propietario, cámaras para detectar intrusos en casa, sistemas que avisan si está una ventana abierta y termómetros para bebés que envían la temperatura al teléfono de los padres en tiempo real.
Se trata de productos que saldrán a la venta, no prototipos futuristas.
El enchufe de la empresa Brio solo transmite electricidad cuando se le conecta un aparato que la requiera, lo que termina con las descargas caseras por meter los dedos donde no se debe.
El evento también muestra la evolución del diseño de los relojes inteligentes y los dispositivos de actividad física, como el caso de Misfit, ahora disponible con diseño de cristales de Swarovski, sin dejar a un lado los robots humanoides, los aparatos de realidad virtual, los coches con piloto automático y patines eléctricos para peatones, como los Rocket Skates de Acton con autonomía para varios kilómetros y diseñados para los traslados diarios de corta duración.
EFE
