La Casa Blanca continúa investigando la magnitud y la autoría del ciberataque masivo que comprometió la información de hasta cuatro millones de empleados federales.
El ataque cibernético podría ser el mayor robo de información estatal jamás intentado contra Estados Unidos, y funcionarios estadounidenses sospechan que los ataques fueron realizados por piratas informáticos chinos.
De momento, el Gobierno estadounidense no tiene claro por ahora si quien está detrás del ciberataque es un actor estatal o un grupo de individuos que actúan en nombre de un Estado, o bien una empresa criminal.
Un portavoz de la Casa Blanca informó que las actividades de China en el ciberespacio son una fuente significativa de preocupación, y seguirá planteando esa inquietud a las autoridades chinas. ‘Independientemente de quién esté detrás y de cuál pueda haber sido su motivación, esta Administración lo reconoce como una amenaza para nuestra seguridad nacional y potencialmente para nuestra economía’.
El Gobierno chino aseguró hoy que no hay pruebas científicas que lo relacionen con el incidente de ciberespionaje revelado el jueves, que ocurrió en diciembre pero no fue detectado hasta mayo.
El ataque tuvo como objetivo el sistema informático de la Oficina de Gestión de Personal (OPM) del Gobierno, y esa agencia comenzará este lunes a notificar a los antiguos y actuales empleados cuyos datos se vieron comprometidos.
Dado que el FBI sigue investigando la magnitud del ciberataque, no se ha aclarado cuántos datos fueron robados, pero se teme que sea una cantidad sustancial de información.