Los dispositivos móviles y el Internet de la Cosas son dos tecnologías que marcan la forma en que vivimos, nos relacionamos y nos comunicamos.
Basta decir que casi tres cuartas partes de la población mundial estarán conectadas a una red móvil para el 2020, con lo que según GSMA Intelligence se alcanzarán los 5,600 millones de abonados móviles individuales, equivalentes al 72% de la población en todo el orbe.
Diversas regiones desarrolladas, especialmente en Europa y los mercados de Asia y el Pacífico (Corea del Sur, Japón, Australia) han alcanzado niveles sumamente altos de penetración móvil y se encuentran ahora en un punto límite. Esto significa que la gran mayoría de los abonados nuevos -en los próximos cinco años- provendrán de los mercados en vías de desarrollo. Y México está entre ellos.
Al cierre del 2015, el mercado móvil mexicano contabilizó 106.9 millones de líneas, que representa un crecimiento de 1.6% con respecto al 2014 y una penetración de 87.8%.
Los smartphones no serán por siempre la joya de la corona
Estas cifras muestran que a pesar de que la telefonía móvil está más viva que nunca y el smartphone es una pieza fundamental para el futuro que las compañías pretenden construir, la madurez de la industria y algunas dificultades externas hacen que, poco a poco, los focos se centren en otras categorías emergentes más interesantes y con nuevos retos que afrontar.
Los años dorados de los teléfonos inteligentes y las tablets están llegando a su cúspide, por lo que los dispositivos del futuro son las gafas inteligentes y otros aparatos que facilitan información dejando las manos libres. Para muestra, la reciente edición del Mobile World Congress, que ha sido, la menos mobile de los últimos años. El slogan de la feria es ‘Mobile is Everything’, abriendo las puertas a nuevas categorías de producto más allá del smartphone.
Mientras que en 2010 solo se observaban teléfonos móviles y redes, en 2016 el espectro de productos e innovaciones es más amplio. El smartphone ha dejado de ser la estrella absoluta, cediendo parte del protagonismo a otras categorías de productos emergentes, como los wearables, el Internet de las Cosas (IoT), la inteligencia artificial, la conectividad 5G, las smart cities, los pagos móviles o la salud.
Y aunque el teléfono inteligente nos ha facilitado y afectado la vida en muchos sentidos, será solo uno de los miles de dispositivos que se conectarán a la red y que acelerará el desarrollo de los micro-sensores, ya que en el Internet de las Cosas los aparatos adquieren vida e inteligencia y se comunican con otros dispositivos, desde el celular, el reloj e incluso nuestro propio cuerpo.
En los próximos cinco o seis años, el smartphone seguirá existiendo, pero tal vez su funcionalidad no va a cambiar más e incluso se va a reducir, con lo que dejará de ser el control universal para todos los dispositivos de inteligencia emocional como lo es ahora y abrirá el paso a objetos que van a interactuar más con la gente.
Durante 2015, el mercado global de smartphones creció un 10% con una cifra récord de 1,432.9 millones de unidades comercializadas en tiendas, en comparación con los 1,301.7 millones de 2014, según datos de IDC.
Se prevé que la próxima gran novedad en los teléfonos de usos múltiples puede venir de firmas chinas menos populares como Huawei, Xiaomi, TCL y OPPO.
Según cifras de Gartner, en 2015 Huawei se posicionó en el lugar número tres en el mercado, con ventas de alrededor de 104 millones 094.7 dispositivos en el mundo.
La consultora señala que la compañía china logró el año pasado 7.3% del mercado global, por debajo de Samsung, que posee 22.5%, y de Apple, con 15.9%.
Destacó que debido a la importancia de la investigación y desarrollo para la firma, han invertido alrededor de 38 mil millones de dólares los últimos 10 años, lo que les ha permitido situarse a la vanguardia en el desarrollo de nuevas tecnologías, como las redes de quinta generación.
Actualmente, la innovación empieza a estancarse, y lo más novedoso vendrá con los smartphones modulares (para mejorar las funciones de la cámara o la calidad del sonido portátil por medio de un chip) o bien en el abaratamiento en los costos de los móviles (ya existe uno en India de cuatro dólares).
Para apoyar esta tesis, el informe de Ericsson titulado ‘The 10 Hottest Consumer Trends for 2016 and Beyond’, sorprende al destacar que la mitad de los usuarios de teléfonos inteligentes encuestados piensa que ya no serán necesarios dentro de 5 años para la mayoría de funcionalidades que requieran de inteligencia artificial en los objetos conectados.
La interacción con los objetos en el Internet de las Cosas se irá acentuando en los próximos años y pronto el móvil dejará de ser un elemento imprescindible para comunicarnos y relacionarnos con los elementos del hogar inteligente.
En principio puede parecer extraño hablar de una era post-smartphone, cuando nos encontramos inmersos en la vorágine de su expansión, con una terminal inteligente en las manos de cada habitante del planeta y una nueva generación de usuarios menores de 20 años que ha nacido con el móvil bajo el brazo y lo consideran casi una extensión de sí mismos.
Sin embargo, el informe de Ericsson muestra una realidad que irremediablemente llevará a la terminal inteligente hacia su extinción, como dispositivo dominante del mundo conectado.
Actualmente, el smartphone es una interfaz del usuario con su mundo digital con diversas funciones y aplicaciones, que nos permite acceder a la Red para consultar información, comunicarnos con nuestras entidades sociales favoritas. Y como tal, puede ser sustituido por otros dispositivos que en poco tiempo nos resultarán más cómodas, sencillos y eficientes.
Los fabricantes se ha dado cuenta del declive del smartphone, de ahí el interés en desarrollar nuevos productos de interacción con el usuario: relojes inteligentes, las gafas o sistemas de realidad virtual y/o aumentada, para nuestro deleite, asombro y consumo personal.
¿Estamos ante el fin de la era smartphone?
El teléfono inteligente va a ir perdiendo fuerza, poco a poco, como el único elemento desde el cual se podrá controlar el Internet de las Cosas, ya que los objetos integrarán inteligencia artificial para interactuar directamente sin necesidad del móvil.
Sin embargo, el smartphone no será desbancado por completo, según analistas de Forrester. Otros dispositivos ganarán terreno, para cambiar para siempre la forma en la que nos relacionamos con las máquinas y los líderes del mercado serán los que mejor se adapten a esta tecnología.
La nueva generación de relojes inteligentes que poco a poco gana terreno, es solo el principio de los sistemas de interacción hombre-máquina que veremos despegar en el próximo lustro. Más tarde, llegarán los dispositivos que comprenderán nuestras órdenes y conversaciones en lenguaje natural con implantes tecno-biológicos, que nos permitirán utilizar la tecnología de forma aún más personal y directa sin necesidad de tanto intermediario externo.