La pregunta es: ¿que va pasar con los 4.3 millones de Galaxy Note 7 de Samsung Electronics?
Samsung declaró: ‘tenemos un proceso para deshacernos de los teléfonos con seguridad’.
Sin embargo, Greenpeace pidió a Samsung encontrar nuevas formas de reciclar la enorme cantidad de metales y elementos dentro de los teléfonos y ser más transparente con sus métodos de eliminación.
El Galaxy Note 7 tiene alrededor de 50 elementos, pero sólo 12 puede ser reciclables debido a que los métodos actuales son ineficientes.
Según los investigadores alemanes del Oeko-Institut, los 4.3 millones de Note 7 producidos,contienen más de 20 toneladas métricas de cobalto, más de 1 tonelada de tugsteno, 1 tonelada de plata, 100 kg de oro y entre 20 y 60 kg de paladio, según Greenpeace.
El grupo ambientalista dijo que ‘estos materiales podrían ser recuperados, pero de otra manera, terminarán dañando el medio ambiente si Samsung no los repone o reutiliza.
Aunque la mayoría de los metales no necesariamente son tóxicos, los métodos de extracción lo pueden ser, como el mercurio y el cianuro usados para algunas operaciones mineras.
El Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos estimó que se necesitan unas 165 libras de materias primas para construir un solo teléfono inteligente. Simplemente destruir todos los teléfonos inteligentes sería un enorme desperdicio de recursos muy costosos.
Jude Lee, de Greenpeace East Asia, dijo en un comunicado que ‘Samsung tiene ahora la oportunidad de dar un ejemplo para la industria. ¿Recuperará y reutilizará los metales preciosos y otros materiales valiosos en estos 4.3 millones de dispositivos y evitará un desastre ambiental o simplemente los descargará? Estamos lanzando una petición global que desafía a Samsung a no descargar los teléfonos y aprovechar esta oportunidad para repensar totalmente la forma en que se diseña y producen sus productos’.
Un problema serio es que la batería del dispositivo está pegada al mismo, lo que hace difícil su reciclaje. Wired informa que los recicladores deben retirar cuidadosamente la batería de cada uno de los dispositivos, la cual es potencialmente explosiva. Un ingeniero realiza esta operación, que es similar a una ‘cirugía cerebral con un paciente que podría incendiarse’.
Desde un principio la batería debería ser desmontable, con lo cual se habría simplificado el proceso de reciclaje.
‘Todos los fabricantes de electrónica y teléfonos inteligentes deben aprender de este incidente y diseñar productos que puedan ser reparados, reciclados o reutilizados con más facilidad’, dijo Elizabeth Jardim, alta promotora corporativa de Greenpeace en un comunicado.
Con información de MarketWatch