El implante de células fotovoltaicas bajo la piel ha permitido mantener en funcionamiento implantes médicos como los marcapasos o estimuladores cerebrales, sin necesidad de pilas o baterías.
Además, con estos ya no sería necesario que el paciente se practique periódicamente una intervención quirúrgica para reemplazar las pilas o para cambiar el dispositivo completo.
La principal ventaja de las células fotovoltaicas es que mantienen en funcionamiento los dispositivos implantados, según se explica en Annals of Biomedical Engeniering.
Las células fotovoltaicas tienen un tamaño de 3.6 cm², lo que es suficiente para producir la energía eléctrica necesaria para mantener funcionando un marcapasos común, y a la vez, permite su colocación en el cuerpo del paciente bajo la piel, sin que suponga un grave riesgo ni resulte incómodo.
Por otra parte, se han realizado estudios en la Universidad Publica de Carolina del Norte para convertir el calor corporal en electricidad, con resultados similares, logrando obtener hasta 20 microvatios por centímetro cuadrado, colocando un generador termoeléctrico flexible de 2 mm de grosor y 1.5 cm² sobre la piel de los pacientes voluntarios.
Ante esto, los investigadores creen que el uso de células solares subcutáneas es una opción viable. A pesar de que la luz tiene que atravesar las capas superiores de la piel, en todos los voluntarios se midieron potencias adecuadas para su aplicación.
De hecho, el promedio de aquellos pacientes que produjeron una cantidad menor de energía se sitúa en los 12 microvatios, lo cual está por encima de lo requerido para hacer funcionar de forma permanente un marcapasos convencional.
Con información de El País