China asegura que ‘estamos ante una nueva revolución tecnológica, que provocará cambios socioeconómicos más profundos que la revolución industrial’, según Zuh Long, cofundador y presidente de Yitu, una de las principales empresas de inteligencia artificial del gigante asiático.
Long afirma que ‘la humanidad se encuentra en los albores de una nueva era que estará determinada por el desarrollo de un nutrido abanico de nuevas tecnologías interrelacionadas’.
La inminente llegada de las redes 5G propiciará la creación del internet de las cosas, en el que los objetos podrán comunicarse entre sí. Esta conectividad, combinada con inteligencia artificial, big data y la robótica, terminará creando un mundo en el que será necesario redefinir lo que significa ser humano, agrega el directivo.
Zhu, que desarrolla sistemas de reconocimiento facial y algoritmos para diagnósticos médicos, agrega que muchas de las cosas que ahora consideramos imprescindibles para el desempeño de nuestras vidas y de muestra formación, dejarán de serlo. Y advierte que no es ciencia-ficción, sino algo que sucederá en los próximos 10 o 20 años. Además, este científico está convencido de que esta nueva etapa tecnológica va a estar liderada por un país: China.
Las estadísticas parecen darle la razón. El año pasado, el gigante asiático destinó 1.79 millones de yuanes (238,600 millones de euros) a investigación. Esto es un crecimiento del 14% respecto a 2016 y un 70.9% más, si se compara con la cifra de 2012. Y la segunda potencia mundial todavía tiene margen para el crecimiento, porque en su inversión en investigación y desarrollo corresponde a solo 2.1% del PIB, pero todavía está siete décimas por detrás de Estados Unidos y 1.2 puntos por debajo de Alemania.
‘China necesita acceder al grupo de los países más innovadores y convertirse en una gran potencia para 2050’, señaló el ministro de ciencia y tecnología, Wang Gang.
China también es el país con más estudiantes. Según cifras del Ministerio de Educación, el año pasado 608,400 chinos viajaron al extranjero para formarse, un 11.74% más que el 2016. El número de estudiantes chinos que regresa al país también creció a un ritmo parecido (11.19%) y alcanzó los 480,900. De estos, 227,400 volvieron con un máster o un título superior. Desde que China decidió abrirse al mundo, este año hace cuatro décadas, más de 5.1 millones de chinos han estudiado en el extranjero.
Las estadísticas demuestran que entre 1978 y 2017, el número de quienes regresan ha.crecido paulatinamente. En total, 3.1 millones (un 83 73%) han vuelto a China, recalca el ministerio.
Por si fuera poco, el año pasado 8 millones de chinos se graduaron en las universidades del país, una cifra que duplica la de Estados Unidos y multiplica casi por 10 la de China en 1997.
Los buenos resultados de Shanghai en el informe PISA también reflejan la gran inversión realizada en el sector educativo. Según previsiones de The Economist Intelligence Unit, China liderará el mundo en número de graduados en estudios en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.