‘El cristal de diamante’, una invención de Adam Khan, es como una pantalla de teléfono inteligente casi indestructible, que ahora se encuentra como un tema relevante en el conflicto entre Huawei y Estados Unidos.
Se trata de un prototipo que la compañía de Khan, Akhan Semiconductor, describe como una pantalla de teléfono casi indestructible, que Khan descubrió para recubrir un lado del cristal con una capa microthin de diamante artificial.
Khan esperaba licenciar esta tecnología a los fabricantes de teléfonos, que podrían usarla para desarrollar una generación de electrónica completamente nueva y superdurable y que ahora se encuentra en la controversia de Estados Unidos contra Huawei.
El Miraj Diamond Glass, como se conoce el producto, es seis veces más fuerte y diez veces más resistente que el Gorilla Glass, el estándar de la industria que genera alrededor de 3,000 millones de dólares en ventas para Corning Inc.
‘Más ligero, más delgado, más rápido, más fuerte’, dice Khan. Miraj promete que llevará a un ‘próximo nivel fundamental el diseño’.
La muestra se veía como una pieza ordinaria de vidrio, de cuatro pulgadas cuadradas y transparente en ambos lados. Había sido empacada como el precioso ejemplar que su inventor creía que era: colocado en papel encerado, enclavado en una bandeja forrada con gel de silicona, encerrado en una caja de plástico, rodeado de bolsas de aire, sellado en una caja de cartón.
Luego, fue enviado a un laboratorio en San Diego, propiedad de Huawei Technologies. Pero cuando la muestra regresó en agosto pasado, Khan sabía que algo estaba terriblemente mal. ¿Estaba la empresa china intentando robar su tecnología?
Como todos los inventores, Khan estaba paranoico con las imitaciones y se sorprendió cuando Huawei, un cliente potencial, comenzó a comportarse de manera sospechosa después de recibir la muestra meticulosamente empaquetada.
Khan se sorprendió más cuando el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos lo reclutó junto con el jefe de operaciones de Akhan, Carl Shurboff, como participantes en su investigación de Huawei.
El FBI les pidió que viajaran a las Vegas y realizaran una reunión con representantes de Huawei en el Consumer Electronics Show del mes pasado. Shurboff estaba equipado con dispositivos de vigilancia y grabó la conversación mientras un reportero de Bloomberg Businessweek observaba desde una distancia prudente.
La investigación, que no se ha hecho pública, es independiente de las acusaciones del gran jurado recientemente anunciadas contra Huawei.
El 28 de enero, los fiscales federales de Brooklyn acusaron a la compañía y a su directora financiera Meng Wanzhou de múltiples cargos de fraude y conspiración.
En otro caso, los fiscales en Seattle acusaron a Huawei del robo de secretos comerciales, conspiración y obstrucción de la justicia, alegando que uno de sus empleados robó una parte de un robot, conocido como Tappy, en una instalación de T-Mobile en Bellevue, Washington.
‘Estos cargos ponen de manifiesto el supuesto desprecio descarnado de Huawei por las leyes de nuestro país y las prácticas comerciales globales estándar’, dijo Christoper Wray, el director del FBI en un comunicado de prensa que acompañaba las acusaciones del 28 de enero.
‘Hoy debería servir como una advertencia de que no toleraremos que las empresas violen nuestras leyes, obstruyan la justicia o pongan en peligro el bienestar económico nacional’. Huawei ha negado los cargos.
Si la nueva investigación da frutos, podría, junto con las acusaciones, reforzar el esfuerzo de la administración Trump para impedir que Huawei venda equipos para redes inalámbricas de quinta generación en Estados Unidos y las naciones aliadas.
Estados Unidos cree que Huawei representa una amenaza para la seguridad nacional, en parte porque podría construir puertas traseras indetectables en hardware y software 5G, permitiendo al Gobierno chino espiar las comunicaciones estadounidenses.