Google, Amazon y Apple están interesados en información sobre la salud personal para alimentar sus herramientas de análisis, que pueden comercializar en hospitales o centros de investigación.
De hecho, Google ya ha accedido a decenas de millones de historiales médicos en Estados Unidos, con nombres y fechas de nacimiento.
Esto lo ha logrado gracias a un acuerdo con un grupo médico privado, para enseñar a sus algoritmos a hacer recomendaciones a los pacientes.
Pero el caso pone de relieve el apetito de las grandes tecnológicas por los datos médicos y resulta alarmante que se utilicen datos tan sensibles.
En los últimos años algunas de las principales compañías de Silicon Valley han impulsado proyectos para acercarse al sector sanitario por unas de las vías que mejor conocen: la obtención y el análisis de datos.
Amazon ya vende a empresas de este sector programas que analizan los registros médicos para facilitar prescripciones e incluso diagnósticos.
Ambos aspectos figuran dentro del catálogo de soluciones que ofrece la supercomputadora Watson, cuyo creador, IBM, se ha esforzado en comercializar en hospitales.
Amazon creó un equipo centrado en salud y bienestar dentro de la división que trabaja con Alexa, su asistente de voz. Sus objetivos son la gestión de diabetes y cuidados de madres y personas mayores.
Google sigue el mismo camino y ha potenciado las capacidades de su asistente de voz con su programa Medical Digital Assist, pero no es solo uno de sus intereses, la compañía entrena sus modelos de inteligencia artificial para tratar la diabetes o ayudar a la detección del cáncer.
Microsoft cuenta con su propio servicio específico dentro de su plataforma Cloud. Azure for Health es un programa de inteligencia artificial para analizar los historiales médicos de los pacientes.
Apple lleva años recogiendo parámetros personales con su aplicación salud, junto con la ayuda de su WhatsApp. Ahora ha llegado a acuerdos con proveedores médicos en Estados Unidos para acceder a los historiales médicos de pacientes e integrarlos con los datos que ya posee.
El cruce de los datos médicos con los que almacenan estas compañías, tienen un gran valor. Son bases de datos muy jugosas porque te permiten sacar mucha información en términos de trazabilidad o de perfilado social, sobre los hábitos de usuarios que tienen efectos en salud o sobre los nichos sociológicos donde están educados estos usuarios, señala David Arroyo, científico del CSIC Y especialista en análisis de datos.
Los gigantes tecnológicos, que se caracterizan por su voracidad a la hora de entrar en nuevos negocios, tienen el arma adecuada para seducir al sector sanitario.
Según una estimación de la American Clinical Climatological Association, para 2020 en la cantidad de datos médicos se duplicará cada 73 días. En 2030 esto ocurrirá cada 3.5 años. El volumen de información se antoja ahora difícil de administrar.
Si algo han hecho bien los gigantes digitales es analizar datos. Lo llevan haciendo más de una década con sus usuarios. Google, para mejorar sus búsquedas y afinar su segmentación publicitaria. Amazon, para optimizar las recomendaciones de sus productos.
‘Tienen la capacidad de cómputo para hacer análisis masivo de datos. Existe un interés de estas empresas por generar una dependencia de sus modelos de cómputo, porque si estás habituado a trabajar con herramientas es muy difícil que te vayas a otras’, apunta Arroyo.
Sin embargo, Silicon Valley siempre ha tratado con datos muy diferentes a los médicos, como pueden ser nuestros intereses, nuestras compras, nuestros likes.
La Agencia Española de Protección de Datos destaca que en Europa todos lo referente al sector sanitario está sujeto a una responsabilidad proactiva que marca el RGPD.
El principio de responsabilidad activa implica que los servicios de salud deben establecer su registro de actividades de tratamiento, realizar un análisis de riesgo tanto para la seguridad de los datos como para los derechos de los ciudadanos, implantar medidas de seguridad adecuadas y establecer procedimientos de notificación de brechas de seguridad, llevar a cabo evaluaciones de impacto en la protección de datos personales y designar un delegado de protección de datos, según fuentes de la AEPD.
Los grandes objetivos
Uno de los objetivos principales de Google, Amazon o Microsoft es vender la capacidad de cómputo que tienen disponible, junto con herramientas optimizadas para analizar datos médicos. Por ello necesitan acceder a una enorme cantidad de información de los pacientes.
‘No puedes tener buenas técnicas de análisis predictivo y de clasificación si no tienes buenas bases de datos’, comenta Arrollo.
Tener estas bases de datos les va a suponer varios modelos de negocio de alto interés, que pueden derivar y nuevas metodologías de diagnóstico y medicamentos. El fin último es vender estos servicios a hospitales y centros de investigación biomédica mediante un modelo cloud.
La publicidad online es otro de los campos que pueden explotar los datos médicos. Una investigación de Financial Times ha puesto de relieve como algunas de las páginas de salud más populares del Reino Unido comparten datos sobre consultas médicas online, que incluyen síntomas médicos, diagnósticos, nombres de medicamentos, información sobre fertilidad. Estos han acabado en la unidad de publicidad de Google, con las bases de datos de Facebook o en Amazon Marketing.
Arroyo también hace hincapié en un aspecto más intangible: hay un factor reputación al frente a la ciudadanía y frente a los gobiernos.
Si Google encuentra una fórmula para mejorar los diagnósticos de cáncer de mama, a la hora de sentarse en una mesa para discutir políticas de sanidad pública, el gobierno llamará a Google. En realidad esto no sería sino una consecuencia de la explotación de los datos biomédicos que habría llevado a cabo la compañía.