Presentará la Canitec denuncias ante la CFC por dominancia
Será en dos semanas cuando la Cámara Nacional de la Industria de las Telecomunicaciones por Cable (Canitec) presente dos de cuatro denuncias que tiene previstas realizar contra Teléfonos de México ante la Comisión Federal de Competencia (CFC).
Alejandro Puente Córdoba, presidente de la Canitec, adelantó que una de las denuncias será la “dominancia” de Telmex en el segmento banda ancha, en donde la telefónica detenta 72% del mercado.
Entrevistado por el diario El Economista, Puente Córdoba explicó que la participación de los operadores de cable es apenas de 27% de los clientes de banda ancha en el país, debido principalmente a que Telmex “es dueño de los enlaces interurbanos, por lo que no hay un acceso estable y neutral a la red”.
Dijo que dichas denuncias, en vísperas de ser presentadas, son adicionales a las cuatro denuncias en telefonía fija que ya se presentaron anteriormente y que la CFC concluyó en su dictamen preliminar que Telmex tiene poder sustancial en originación de llamadas, tránsito local, arrendamiento de enlaces y terminación de llamadas; en este último mercado, la CFC dio que todas las empresas de felonía fija son dominantes.
Retrasos
Destacó que la telefónica sigue renuente a interconectar a algunas cableras, una de ellas Megacable, quien por falta de interconexión en más de 25 ciudades ha tenido que retrasar la expansión del servicio de telefonía e Internet.
“Las inversiones se mantienen detenidas y, por ende, no hay un retorno específico, creando afectaciones no sólo económicas para el operador, sino de servicio para los usuarios”, dijo el líder de los cableros.
Puente Córdoba insistió en que previo a una posible modificación al titulo de Telmex, que le permitiría entrar al servicio de video, es necesario aplicarle a la empresa, propiedad del empresario Carlos Slim, una regulación asimétrica.
Además, dijo que es evidente que la telefónica mexicana no ha cumplido con la interconexión, obligación implícita en el Acuerdo de Convergencia.
Fuente: El Economista, México
