Taranis, una startup israelí desarrolló inteligencia artificial que ayuda a las cámaras de drones a capturar imágenes de cultivos con alta definición desde el aire, lo suficientemente detalladas como para ver insectos en hojas.
Estas imágenes se pueden utilizar para tomar decisiones en tiempo real sobre fertilizantes, pesticidas y cultivos.
Los resultados han sido lo suficientemente impresionantes como para que el Grupo Kuok se haya convertido en el primer cliente en Asia y en un inversionista principal.
Ofir Schlam, de 33 años, creció en un Kibut, una comunidad agrícola colectiva de 200 familias en Israel. Se convirtió en desarrollador de software en una unidad de inteligencia de élite de Israel y trabajó en inteligencia de señales, encripción y otras herramientas. Después de 10 años, decidió comenzar su propia empresa para aplicar lo que había aprendido en la agricultura.
Taranis está recaudando 30 millones de dólares desde firmas de capital de riesgo de Singapur y otros inversionistas, para llevar tecnología de punta a las empresas agrícolas en Asia.
La startup cuenta ya con unos 19,000 clientes en América del Norte y del Sur, Rusia, Ucrania y Australia, y utiliza su tecnología para monitorear los campos de maíz, soya, caña de azúcar y algodón.
‘Ahora los niños kibutz pueden dormir y los drones pueden hacer el trabajo’, dijo Shlam. ‘Esa fue la inspiración’.
