Un niño de 10 años con el maxilar inferior fracturado recibió un implante exitoso de una mandíbula fabricada con una impresora 3D.
Esta es la primera intervención de este tipo que se realiza a un menor de edad en todo el mundo, lo cual confirma las infinitas aplicaciones de la tecnología 3D, que permite reconstruir huesos con una precisión imposible de conseguir con métodos convencionales.
La información se ha confirmado a partir de que el paciente ya es capaz de hablar y comer con normalidad, ya que el maxilar inferior quedó dañado, lo que originó una deformación facial muy visible, dolores e incluso dificultades para comer y hablar.
El cirujano Lie, que había seguido de cerca el desarrollo de prótesis fabricadas con impresoras 3D en Londres, pidió autorización para diseñar por computadora y junto a su equipo del Hospital número dos de la Universidad de Shandong, una mandíbula de titanio para el paciente.
Los médicos tuvieron en cuenta al crearla no solamente las medidas actuales del niño, sino también las de todo su esqueleto, porque el niño sigue creciendo.
‘La mandíbula que imprimimos coincidía completamente. Es como cuando uno compra zapatos, que se ajustan con precisión a sus pies, pero en este caso es casi hermética. Fue una mandíbula personalizada, hecha a la medida’, comento el cirujano. Esta tecnología nunca antes se había aplicado a niños.
La operación, que duró tres horas, se realizó con éxito y el implante se ajustó bien a los huesos y articulaciones adyacentes. Tres meses después, los médicos no han detectado efectos secundarios ni complicaciones. Tampoco se nota en su cara una asimetría que permita inducir que ha sufrido un trasplante. Para él, es como si le hubieran colocado unos implantes dentales.
La tecnología de impresión 3D será clave para el futuro de la medicina personalizada, agregó el cirujano Lai.