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Ciudades Inteligentes, ciudadanos felices

Por Javier Mendoza *

 

En el año 2050, el 75% de la población mundial vivirá en grandes ciudades, según diferentes estudios. Pero, ¿están las ciudades preparadas para asumir este nivel de ocupación? La respuesta es no. Las infraestructuras actuales y los modelos de urbes no sirven y estarían destinadas al colapso, como ya sucede en algunas de las ciudades más grandes de la actualidad. Una de las soluciones, entre las muchas que harán falta, vendrá de las manos de las TIC y atenderán a cuestiones que van desde nuevos modelos de urbanismo, edificación, sistemas de transporte, higiene en la vía pública, servicios públicos, movilidad y ocio, por mencionar algunos, hasta otros que afectarán de manera más directa la vida personal de los habitantes en las ciudades. El concepto ‘Smart Cities’, o Ciudades Inteligentes, engloba una serie de iniciativas orientadas a hacer posible que la vida en la ciudad sea mejor, más flexible, sostenible, eficiente y en definitiva, más inteligente.

Smart Cities se refiere a la aplicación de las Tecnologías de la Información y Comunicación en las infraestructuras de una ciudad, con el objetivo principal de garantizar el aumento de la calidad de vida de los ciudadanos y un uso más responsable de sus recursos. Las Ciudades Inteligentes se encuentran muy ligadas a otro fenómeno reciente, el llamado Internet de las Cosas, donde cada objeto de nuestro entorno está conectado y es capaz de ofrecer la máxima información en cada momento, sobre su estado y sus necesidades. La tecnología se encuentra por tanto en cada semáforo, en cada poste de alumbrado público, en cada esquina, ofreciendo al ciudadano los máximos detalles posibles para facilitar su día a día.

Las Ciudades Inteligentes suponen un gran avance en dos áreas muy importantes como son la economía y el medio ambiente. Facilitan un uso más responsable de nuestros recursos, que repercuten de manera directa a las energías renovables y al gasto que se produce dentro de la propia ciudad. Por ejemplo, no es necesario tener toda la noche encendidas las luces de un parque si no hay ninguna persona caminando. Resulta más eficiente poder regular la intensidad de las farolas en función de la afluencia de personas a través de sensores de movimiento.

También es posible combinar los semáforos con sensores de meteorología para conocer si va a llover y de esta manera prever el consiguiente atasco de tráfico, ofreciendo rutas alternativas para evitar el colapso de las carreteras. Y, mejor todavía, recibir toda esta información en nuestro teléfono móvil.

Pero, ¿puede transformarse cualquier ciudad en Smart City? La respuesta es sí. Las Administraciones Públicas y los ciudadanos son cada vez más conscientes de la sostenibilidad medioambiental y el ahorro de costos. No es necesario que se trate de una gran ciudad o de una capital de provincia, cualquier núcleo urbano puede dotar sus infraestructuras de la tecnología necesaria para sacar todo el partido de la manera más efectiva posible. La implantación de esta tecnología requiere una inversión hoy, para disfrutar de sus beneficios mañana. Ya existen ciudades inteligentes en España, como Málaga o el municipio madrileño Rivas Vacia-Madrid. Este último realizó hace unos años una fuerte inversión en la instalación del cableado de fibra óptica que ha repercutido en una mayor dinamización de sus servicios y en un ahorro cuantificado de un millón de euros al año sólo en la gestión del alumbrado urbano.

Las ciudades crecerán exponencialmente año a año y el objetivo de las empresas como Tecnocom, es ofrecer a las Administraciones Públicas y a las empresas suministradoras de servicios (agua, electricidad, residuos etc.) las mejores herramientas TIC para sacar todo el jugo a las infraestructuras urbanas, haciendo un poco más cómoda nuestra vida diaria.

 

* Director de Soluciones Multimedia de Tecnocom