Se trata de una investigación de la Universidad de Zúrich puntera en el campo de la inteligencia artificial y la robótica que permitirá a los equipos de rescate buscar a gente perdida en la naturaleza más rápidamente.
Sólo en Suiza, cerca de 1,000 personas solicitan cada año ayuda tras haberse perdido o sufrido accidentes en la montaña.
«Los drones todavía no son capaces de volar en entornos complejos como bosques muy densos. En un ambiente de ese tipo cualquier error puede terminar en accidente y por eso los robots necesitan un cerebro potente que les permita darse cuenta de lo que hay a su alrededor», explicó el profesor de la Universidad de Zúrich, Davide Scaramuzza.
Para resolver este problema y para que las máquinas puedan identificar los caminos, los científicos desarrollaron un algoritmo que permite a los drones «aprender» en base a diferentes ejemplos, de forma similar a cómo lo hace el cerebro humano de la experiencia.
El algoritmo en cuestión interpreta las imágenes que «ve» la máquina a través de las cámaras que tiene instaladas y reconoce los caminos creados por el hombre, siempre que éstos sean visibles.
El reconocimiento es posible gracias a que el sistema acumula los datos de más de 20,000 imágenes de caminos y rutas tomadas por los investigadores durante horas de caminatas por los Alpes suizos.
Tras probar el software en un camino totalmente nuevo, el algoritmo permitió al drone encontrar la dirección correcta en un 85 por ciento de casos, por encima del 82 por ciento de aciertos entre humanos.
Pese al éxito, los investigadores señalaron que todavía queda mucho trabajo para conseguir que una flota de drones se mueva de manera totalmente autónoma en los bosques en búsqueda de montañeros perdidos.
Según Scaramuzza, aunque los drones han aprendido a reconocer y seguir los caminos en el bosque, todavía tienen que aprender a reconocer a los humanos.
EFE