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El silencioso declive de Huawei en 2019, que ahora sobrevive

El gigante chino de las telecomunicaciones que se dirigía al dominio de las redes 5G en el mundo, ahora no piensa en la supremacía: 'nuestro objetivo es sobrevivir

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Huawei, uno de los mayores desarrollos geopolíticos de los últimos dos años, está en un silencioso declive. El gigante chino de las telecomunicaciones que se dirigía al dominio de las redes 5G en el mundo, ahora no piensa en la supremacía: ‘nuestro objetivo es sobrevivir’, anunció su presidente.

Desde 2020, Huawei se ha visto en el retroceso global contra la beligerancia china. Ha sido golpeado por una campaña diplomática y de sanciones de Estados Unidos. Salvo un rescate inesperado, sus perspectivas empeorarán el próximo año, cuando agote su suministro limitado de semiconductores de última generación, los componentes vitales para la electrónica moderna.

Durante años –creen muchos expertos– Huawei ha estado estrechamente vinculado al Partido Comunista de China. Ahora, se está convirtiendo en una víctima del creciente conflicto tecnológico de Estados Unidos con Beijing.

El declive de Huawei es instructivo por varias razones: muestra cómo China es a menudo su peor enemigo, ya que su asertividad global hace que sus rivales se multipliquen. Representa la efectividad bipartidista: el presidente Joe Biden ha procesado el ataque contra el Huawei refinando las políticas que inició el presidente Donald Trump con un fuerte apoyo del congreso. No menos importante, muestra que Estados Unidos tiene las herramientas y puede armar la estrategia para ganar una rivalidad de alta tecnología con China, siempre que Washington pueda evitar perder batallas cruciales en el corto plazo.

El daño ha sido sustancial: las restricciones estadounidenses han creado una nueva incertidumbre en torno a la cadena de suministros de Huawei. También han aumentado la probabilidad de que la compañía pronto tenga que depender de semiconductores menos sofisticados, que consumen más energía y, en última instancia, hacen que las redes y los incluyen sean más costosas de operar con el tiempo.

Por lo tanto, la sanciones estadounidenses están dando a los países un motivo económico para evitar a Huawei, además de preocupaciones de seguridad de larga data.

La situación del gigante chino podría empeorar mucho. Probablemente el año próximo, la compañía se quedará sin los semiconductores avanzados que almacenó a medida que creció la hostilidad de Estados Unidos. Eso lo obligará a cumplir los contratos existentes con componentes más antiguos y menos eficientes, o no cumplirlos en absoluto. Huawei puede ser demasiado importante para que el Partido Comunista lo deje fallar. Pero su expansión global será cada vez más problemática.

A los fabricante de chips estadounidenses y extranjeros les preocupaba que las sanciones aplastaran sus ventas, dado que Huawei era el tercer comprador de chips más grandes del mundo.

Otras batallas aguardan, China está compitiendo por el control de los datos del mundo a través de las inversiones en computación en la nube, centros de datos y cables de fibra óptica.

La inteligencia artificial, la biotecnología y la computación cuántica cobran gran importancia. Estados Unidos ha comenzado, aunque con retraso, a abordar el desafío de las redes 5G dominadas por China.

La lección para la competencia tecnológica en general es no esperar hasta que sea demasiado tarde.