La próxima vez que hagas una cita médica, podrías recibir una llamada de alguien como Ana: una voz amable que te ayuda a prepararte y a responder cualquier pregunta urgente que tengas.
Con un tono cálido y tranquilo, Ana ha sido entrenada para atender a los pacientes, al igual que muchas enfermeras en Estados Unidos. Pero, a diferencia de ellas, está disponible las 24 horas del día y en varios idiomas.
Ana no es humana, sino un programa de inteligencia artificial creado por Hippocratic AI para la atención médica. Cientos de hospitales están utilizando programas cada vez más sofisticados para monitorear signos vitales, detectar emergencias y activar planes de acción paso a paso, tareas que antes eran responsabilidad exclusiva de enfermeras y otros profesionales de la salud.
Los hospitales aseguran que la IA ayuda a mejorar la eficiencia del personal y a mitigar el agotamiento y la escasez de enfermeras. Sin embargo, los sindicatos del sector advierten que esta tecnología mal comprendida está reemplazando la experiencia de las enfermeras y reduciendo la calidad de la atención.
Michelle Mahon, de National Nurses United, menciona que los hospitales han estado esperando el momento en que tengan algo que parezca lo suficientemente legítimo como para reemplazar a las enfermeras. Ella asegura que todo el ecosistema está diseñado para automatizar, reducir habilidades y, en última instancia, reemplazar a los cuidadores.
La organización, que es el sindicato de enfermería más grande de EU, ha liderado más de 20 protestas en hospitales del país, exigiendo que el personal tenga voz en la implementación de la IA y protección contra sanciones si deciden ignorar sus recomendaciones automatizadas.
Durante años, los hospitales han probado tecnologías para mejorar la atención y reducir costos, como sensores, micrófonos y cámaras con detección de movimiento. Ahora, estos datos se integran con los registros médicos electrónicos y se analizan para predecir problemas de salud y guiar la atención de las enfermeras, a veces antes de que evalúen al paciente.
Las enfermeras reconocen que la IA puede facilitar el monitoreo de múltiples pacientes y responder rápidamente a emergencias, pero esta práctica genera una avalancha de falsas alarmas. Algunas incluso marcan funciones corporales normales, como una evacuación intestinal, como emergencias.
Melisa Beebe, enfermera oncológica del UC Davis Medical Center, señala que intenta concentrarse en su trabajo, pero recibe alertas constantes que pueden o no ser relevantes. Ella explica que es difícil distinguir cuándo son precisas y cuándo no, porque hay demasiadas falsas alarmas.
Incluso la tecnología más avanzada no puede captar señales que las enfermeras identifican rutinariamente, como expresiones faciales y olores, advierte Michelle Collins, decana de la facultad de enfermería de la Universidad de Loyola. Sin embargo, también reconoce que los humanos no son infalibles.
Collins también comenta que sería un error rechazar la tecnología por completo y que debemos aprovechar lo que puede aportar a la atención, pero sin permitir que reemplace el elemento humano.
Ante este panorama, los hospitales ven en la IA una herramienta clave, no para reemplazar la atención, sino para ayudar al personal a recopilar información y comunicarse con los pacientes.
Rochelle Fritz, de la Escuela de Enfermería de UC Davis, señala que son los pacientes más graves quienes consumen la mayor parte de los recursos de salud en EU, y se debe cuestionar si los chatbots están realmente preparados para atenderlos.