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¿Es el fin de la telefonía residencial?

El 27 de febrero Cofetel informó el resultado del Índice de Producción del Sector Telecomunicaciones para 2007. El Itel arrojó un crecimiento impresionante para el sector de 27.9 por ciento, es decir, 8.2 veces el crecimiento de la economía en su conjunto.

Este crecimiento obedece primordialmente al incremento de 48.6 por ciento experimentado por el tráfico móvil durante 2007. Sin embargo, este resultado contrasta con la disminución de 0.3 por ciento que presentó la telefonía fija. La Cofetel explica esta caída por la desactivación que hizo Telmex de 450 mil líneas de prepago, convencionales y de acceso a Internet por marcación.

La penetración de líneas por cada cien habitantes, que es un importante indicador de desarrollo, creció 8 por ciento anual entre 1998 y 2005. Pero a partir de 2006 el total de líneas dejó de crecer y cayó en 2007.

Del total de líneas instaladas que hay en el país, el número de residenciales es de 14.9 millones, lo que equivale a decir que 56 por ciento de las viviendas cuentan con línea telefónica. Este porcentaje ha caído de manera consecutiva tras alcanzar su máximo, 59 por ciento, en 2005; contrastando tanto con las tasas de crecimiento económico, como con el crecimiento de 650 mil viviendas promedio anual.

México no puede reconfortarse por haberse acercado a los niveles de 20 líneas por cada cien habitantes de Chile, Brasil y Argentina. México debe aspirar a crecer a los niveles de países asiáticos y europeos con al menos 40 líneas por cada cien habitantes.

No es admisible que el Plan Nacional de Desarrollo proyecte la construcción de un millón de viviendas anuales en 2012 y 13 millones acumuladas a 2030, pero no seamos capaces de proveer estas viviendas con una línea telefónica básica. En particular, dado que la línea telefónica es también uno de los medios para que los hogares se conecten a Internet, un detonador del progreso y la modernidad del país.

Se debe analizar si son causas estructurales del modelo de telefonía fija por las que se prefiere una línea móvil como solución telefónica en una casa o si éste es el resultado de una estrategia consciente para llevar al mercado emergente a las líneas celulares, donde el mercado de valores paga múltiplos más altos por cada línea.

Si la caída en las líneas fijas es resultado de la baja competitividad de esta tecnología, las compañías de redes fijas también deberían buscar su fortaleza en la capacidad de ofrecer Internet y televisión restringida con mayores anchos de banda, con más valor agregado y mejor calidad. Asimismo deben flexibilizar sus esquemas de cobro, para permitir que los servicios se contraten de forma independiente y que los saldos de llamadas no usadas no se pierdan cada mes.

Pero si es más bien una estrategia consciente de restringir la oferta de líneas fijas para impulsar a los consumidores a contratar líneas móviles, las autoridades deberían regular a las empresas de telefonía para que las tarifas fijo a fijo, fijo a móvil, móvil a fijo y móvil a móvil se equiparen, y no se generen externalidades que incentiven tecnologías caras.

Corregir esta tendencia es importante, no tanto porque la telefonía fija pierda más terreno frente a la telefonía móvil, sino porque se desincentivará la expansión de Internet de banda ancha y de los beneficios de la convergencia a todos los hogares.

El mercado de vivienda está en expansión y continuará con esa tendencia por los próximos 27 años o más. Existe una gran oportunidad de mercado que podrán explotar aquellos operadores que encuentren el modelo que se adapte a la oferta fija a las características del mercado de la vivienda. Cofetel y SCT, por su parte, deberían promover políticas regulatorias y tener una mayor coordinación con las autoridades responsables de la vivienda, para incrementar la penetración tanto de los servicios e infraestructura fija en los nuevos hogares.

Fuente: El Economista, Vicente Cárdenas, Miembro del IDET y asesor en negocios de telecomunicaciones