El número de infecciones COVID-19 está aumentando en Malasia, lo que amenaza con agravar la escasez de semiconductores y otros componentes que han golpeado a los fabricantes de automóviles durante meses.
Históricamente, el país asiático no ha tenido el tipo de importancia para las cadenas de suministro de tecnología que tienen otros como Taiwán, Corea del Sur o Japón, pero en los últimos años, emergió como un importante centro para pruebas y empaque de chips con Infineon Technologies AG, NXP Semiconductors NV y STMicroelectronics NV, entre los proveedores clave que operan allí.
Ahora, las infecciones por COVID-19 se están disparando en Malasia, poniendo el peligro los planes para levantar los bloqueos y restaurar la capacidad de producción total. El promedio de siete días de infecciones diarias reportadas ha superado las 20,000, frente a poco más de 5,000 a fines de junio.
Ford Motor dijo la semana pasada que suspendería temporalmente la producción de su popular camioneta F-150 en una planta de Estados Unidos, debido a una escasez de piezas relacionadas con los semiconductores, como resultado de la pandemia de COVID-19 en Malasia.
Esta situación podría agravar la escasez de semiconductores, que ya se encuentra en niveles de crisis.
Los tiempos de entrega de los chips, la brecha entre pedir un semiconductor y recibir la entrega, aumentó en más de ocho días 20.2 semanas en julio con respecto al mes anterior, según una investigación de Susquehanna Financial Group. Esa brecha ya era el tiempo de espera más largo desde que la empresa comenzó a rastrear los datos en 2017.