La Asamblea Nacional Francesa aprobó este martes una polémica ley que permite el espionaje telefónico cibernético de cualquier ciudadano por parte de los servicios secretos franceses.
Para el gobierno, la ley es ‘necesaria’ para proteger los derechos individuales. Para organizaciones ciudadanas y agentes críticos, es una ley ‘liberticida’. No obstante, las principales fuerzas las han apoyado.
Los servicios secretos franceses podrán ahora interceptar comunicaciones de sospechosos, introducirse en redes y bases de datos, e incluso obligar a operadoras a entregar metadatos en tiempo real de sus objetivos, y más aún, tener acceso a contenidos y mensajes.
Los espías pueden emplear operadores, buscadores o redes de cajas negras para detectar comportamientos sospechosos mediante el escaneo de la red, utilizando algoritmos.
Más aún, los servicios secretos pueden colocar dispositivos en automóviles, micrófonos en lugares privados y de ser necesario, en la entrada de domicilios; esto con una autorización administrativa y sin jueces de por medio.
El sustento de esta ley responde a la necesidad de ‘prevención del terrorismo, la violencia colectiva, la independencia nacional, la defensa Nacional y la integridad del territorio; así como el resguardo del interés económico de Francia’.
El debate parlamentario de esta ley se realiza este martes y sólo los comunistas y los Verdes manifestaron su reticencias.
Con información de El País