Un grupo de gigantes tecnológicos, como Facebook, Microsoft, Google o Amazon, incrementan sus inversiones en redes de banda ancha submarinas para llevar datos a todo el mundo.
‘Hay un puñado de proveedores de contenido muy, muy influyentes, que están cambiando el equilibrio lejos de las telecomunicaciones’, dice Jon Hjembo, analista de Telegeography.
Entre ellas están compañías líderes de Internet en el mundo, que han concluido que, dado el costo de alquiler de ancho de banda, es posible hacer sus propias conexiones.
Facebook y Microsoft se han unido con Telefónica para tender un cable de fibra trasatlántica privada, conocido como Marea. Las tres compañías dividirían ocho hilos de fibra del cable, quedándose Facebook y Microsoft con dos cada uno. Este proyecto está programado para terminarse a finales de 2017.
Esta es la primera vez que Facebook toma un rol activo en la construcción de un cable, en vez de invertir en proyectos existentes o enrutamiento de datos a través de tubos controlados por las compañías tradicionales.
En junio pasado Google informó que había terminado una tubería de datos que va desde Oregon a Taiwán, y tienen por lo menos dos más en camino: uno de Estados Unidos a Brasil y el otro, que es un proyecto conjunto con Facebook, para conectar a Los Angeles con Hong Kong.
Amazon, por su parte, realizó su primera inversión de cable en mayo, anunciando planes para un enlace entre Australia y Nueva Zelanda con los Estados Unidos.
En el mundo hay 33 proyectos de cable por un valor estimado de 8.1 mil millones de dólares que se tiene programado estén en línea para el año 2018, de acuerdo con TeleGeography. Se espera además que la demanda de ancho de banda se duplique cada dos años.
Por otra parte, Facebook también está trabajando en satélites, rayos láser y aviones no tripulados para ofrecer el acceso a Internet a lugares remotos.
Google por su lado ha experimentado con globos de aire caliente. Sin embargo, hasta el momento los cables submarinos siguen siendo la mejor opción para el cruce de los océanos, pues son más baratos, más fiables y menos regulados.
Las Naciones Unidas consideran a los cables en el océano, más o menos de la misma manera que el tráfico de barcos, es decir, las empresas pueden plantar los cables en aguas internacionales según donde les convenga, siempre y cuando no dañen los ya existentes.
‘Se trata de tomar el control de nuestro destino’, dice Mark Russinovich, director de tecnología de la división de servicios en la nube de Microsoft.
Con información de Bloomberg