La relación entre la inteligencia artificial (IA) y la educación ha evolucionado de ser percibida como una amenaza por parte de los profesores a ser reconocida como una aliada.
Inicialmente, los educadores estadounidenses mostraron una actitud de ‘tolerancia cero’ ante la creciente popularidad de la IA en el ámbito educativo.
Sin embargo, conforme se percataron de que esta innovadora tecnología era una realidad permanente, el temor inicial se fue disipando y muchos profesores comenzaron a integrarla en sus prácticas pedagógicas.
La filóloga y profesora de español en EU, Ana García Alonso, relata que al inicio del año escolar de 2023, tanto ella como sus colegas se sentían algo ‘asustados y preocupados’ ante el uso de la IA por parte de los estudiantes en sus clases.
Incluso se llegó a contemplar la posibilidad de penalizar a los alumnos que utilizaran IA, otorgándoles una calificación de cero. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, esta postura fue reconsiderada.
Anteriormente, cuando García Alonso sospechaba que un trabajo no había sido realizado por uno de sus alumnos, recurría a buscar fragmentos sospechosos en Google para detectar posibles plagios.
Sin embargo, con el uso de chatbots de IA como ChatGPT, Gemini o Copilot, esta estrategia resultaba ineficaz, ya que las respuestas generadas por estas herramientas no eran copias directas de internet, sino creaciones originales de las máquinas.
En este contexto, García Alonso descubrió GPTZero, una herramienta gratuita que evalúa la probabilidad de que un trabajo haya sido redactado por una IA. Aunque esta herramienta puede ser útil en muchos casos, aún no existe una solución definitiva que pueda distinguir con certeza si un texto ha sido generado por una IA o por un humano.
A lo largo del año, García Alonso ha llegado a la conclusión de que la IA ha llegado para quedarse en el ámbito educativo y que será una parte integral de la vida de sus alumnos. Reconoce que negarles el acceso a esta tecnología sería equivalente a privarlos de aprender a conducir viendo videos, sabiendo que eventualmente tendrán que enfrentarse a esa habilidad en la vida real.
Aunque en el departamento de lengua aún no han incorporado la IA en su plan de estudios, en otras áreas de la escuela donde trabaja García Alonso, algunos profesores ya están utilizando la IA para fines educativos, como en la predicción de movimientos financieros en clases de economía.
Según una encuesta realizada por Forbes a 500 educadores estadounidenses en octubre de 2023, el 60% de los profesores ya están utilizando la IA en sus aulas.
Paige Johnson, vicepresidenta de educación de Microsoft, señala que el mundo laboral está experimentando un cambio significativo y que cada vez más empleos requerirán habilidades en el manejo de la IA como un requisito fundamental.
Las plataformas de aprendizaje están apostando cada vez más por la IA, ya sea en forma de juegos educativos como DuoLingo o mediante tutores virtuales como Knowji, que utilizan esta tecnología para ofrecer lecciones personalizadas.
Grandes empresas tecnológicas como Microsoft también están incursionando en el mercado educativo, ofreciendo herramientas como Copilot, un chatbot que cuenta con licencias académicas gratuitas y está equipado con medidas de protección de datos y derechos de autor.
En resumen, la IA se está consolidando como una herramienta esencial en el ámbito educativo, ofreciendo una amplia gama de posibilidades para mejorar la enseñanza y el aprendizaje.