Sam Altman, el CEO de OpenAI, sostiene que la inteligencia artificial representa el ‘paso más importante hasta ahora para los humanos y la tecnología’, y advierte que el mundo deberá abordar los riesgos asociados con esta nueva tecnología.
El director ejecutivo de la startup señala que hay diversas formas en las que la tecnología de IA, que está avanzando rápidamente, ‘podría salir mal’.
A pesar de esto, argumenta que los beneficios superan los costos, afirmando: ‘Trabajamos con tecnología peligrosa que podría ser utilizada de manera peligrosa con mucha frecuencia’.
A pesar de los posibles riesgos de este cambio tecnológico exponencial, Altman destaca varias áreas en las que la IA puede ser beneficiosa, como la medicina, la ciencia y la educación. ‘Creo que sería bueno acabar con la pobreza, pero tendremos que manejar el riesgo para lograrlo’.
OpenAI, valuada en más de 27,000 millones de dólares, lidera el floreciente campo de las empresas respaldadas por inteligencia artificial. En cuanto a si se beneficiaría financieramente del éxito de OpenAI, Altman dijo tener ‘suficiente dinero’ y enfatizó que sus motivaciones no eran financieras. Agregó que es parte de la naturaleza humana querer ser útil y trabajar en ‘algo que importe’.
Los productos de OpenAI, como ChatGPT y Dall-E, han impresionado al público y generado un frenesí multimillonario entre inversionistas de capital de riesgo y emprendedores que buscan establecer las bases de una nueva era tecnológica.
Para generar ingresos, la compañía ofrece a las empresas acceso a interfaces de programación de aplicaciones necesarias para desarrollar su propio software utilizando los modelos de IA. La firma también vende acceso a una versión premium de su chatbot llamada ChatGPT Plus. No se han publicado datos sobre las ventas totales.
Microsoft invirtió recientemente un total de 13,000 millones de dólares en OpenAI, principalmente para utilizar la red en la nube de Azure para entrenar y ejecutar los modelos de OpenAI.
La velocidad y el poder de esta industria en rápido crecimiento han llevado a los gobiernos y reguladores a intentar establecer medidas de seguridad en su desarrollo.
Altman fue uno de los expertos en inteligencia artificial que se reunió con el presidente Joe Biden en San Francisco la semana pasada y ha estado viajando y hablando sobre IA, incluso en Washington, donde advirtió a los senadores estadounidenses que ‘si estas tecnologías salen mal, pueden salir bastante mal’.
El mes pasado, Altman firmó una declaración breve que contó con el apoyo de más de 350 ejecutivos e investigadores, donde se afirmaba que ‘mitigar el riesgo de extinción de la IA debería ser una prioridad global, junto con otros riesgos a escala social como pandemias y guerra nuclear’.
ChatGPT y Dall-E, lanzados el año pasado, han inspirado a nuevas empresas a incorporar IA en una amplia gama de campos, incluyendo servicios financieros, bienes de consumo, atención médica y entretenimiento.
Según el analista de Bloomberg Intelligence, Mandeep Singh, se estima que el mercado de IA generativa podría crecer un 42% y alcanzar los 1.3 billones de dólares para 2032.