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Infraestructura en telecomunicaciones (Columna de Ernesto Piedras)

La infraestructura se constituye por bienes de capital que generalmente operan en red, tienen elevadas economías de escala, lenta maduración de sus inversiones y lentos retornos. Se caracterizan además porque sus contribuciones en términos de productividad se materializan en su mayor proporción, a través de los demás sectores de la economía, por lo que es llamado también capital indirectamente productivo.

Todos los pasajes de dinamismo y estabilidad en la historia económica de México, han sido precedidos por largos periodos de inversión en infraestructura productiva, como la de transportes (puertos marítimos, ferroviarios y aéreos), comunicaciones (telefonía fija, móvil, telegrafía, etc.), energía (electricidad, gas y petróleo) y servicios públicos (ductos, irrigación, drenajes, etcétera).

Es por ello que resulta admirable la visión de largo plazo, y el valor que ello implica, para emprender en esta administración presidencial, una política que verdaderamente apunta al desarrollo económico como fenómeno de largo plazo.

Hoy día, la infraestructura crítica para la operación económica, la productividad y la competitividad, la constituyen las TICs (tecnologías de la información y comunicaciones), cuya transversalidad hace que sus servicios sean esenciales para prácticamente la totalidad de los sectores de la economía.

Otros estudios realizados por organismos internacionales como la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han confirmado el importante impacto de las telecomunicaciones en el desempeño económico y en el éxito de las empresas, particularmente cuando se combina con inversión en habilidades, cambio organizacional e innovación.

Al respecto, ¿cómo se comporta la relación entre infraestructura de telecomunicaciones y la economía? En otras palabras. ¿Qué causa qué?. Es acaso ese capital de infraestructura que provoca que la economía crezca, o más bien es el caso de que el propio dinamismo de la actividad económica demanda esos servicios.

Los resultados del análisis revelan que la relación que existe entra la inversión en infraestructura de comunicaciones y el crecimiento económico es significativa y positiva. Por cada punto porcentual que crece la infraestructura de comunicaciones, el crecimiento económico aumenta 0.1%, es decir, que del crecimiento total del Producto Interno Bruto de México, 10% está explicado por los servicios generados por infraestructura de comunicaciones, en donde son las telecomunicaciones las que, al menos en una fase inicial, causan el crecimiento económico.

Incluso se puede afirmar que en una economía de desarrollo intermedio como la mexicana, el efecto que domina es el del crecimiento económico, generando su demanda por infraestructura. Es lógico pensar que economías o regiones sumamente atrasadas requerirán de un efecto de despliegue de infraestructura como impulsor de las actividades económicas, y que una vez que ese capital y la producción han sido detonados, será la misma producción de esa economía que generará su propia demanda por esos servicios. Este resultado es consistente con análisis previos en donde se miden esas externalidades o efectos indirectos, así como la secuencia en términos de exceso o escasez del capital de infraestructura.

Las lecciones de política pública para las telecomunicaciones se pueden clasificar en dos tipos de mercado discernibles. Uno, el mercado en competencia, relativamente desarrollado, en donde la participación gubernamental puede limitarse al diseño y ejecución de un marco legal y regulatorio que cumpla con las premisas básicas de la competencia. El otro segmento del mercado, relativamente atrasado, es aquel que no tiene cobertura por la baja rentabilidad regional o del segmento mismo, por lo que se hace susceptible de una política pública directa para detonar el potencial económico con el despliegue de infraestructura de telecomunicaciones.

En esta época de renovada atención a la infraestructura, la comprensión de estas diferencias son importantes para la instrumentación de una política que maximice el bienestar social, la productividad de nuestros sector y la competitividad del aparato productivo nacional.

Fuente: El Economista, Ernesto Piedras, Director General de The Competitive Intelligence Unit y Coordinador del Diplomado en Análisis del Mercado de Telecomunicaciones del ITAM