La pandemia de COVID-19 ha provocado grandes cambios en la manera en la que las personas estudian y trabajan, y uno de ellos es precisamente el trabajo remoto, el cual, a su vez, también ha generado una mayor demanda de los consumidores por dispositivos portátiles.
Este fenómeno ha traído consigo un aumento en la demanda de silicio, un componente esencial para la fabricación de los microprocesadores que viven dentro de los dispositivos electrónicos.
En opinión de Intel, esta es una tendencia que se acelerará cada vez más, con un consiguiente aumento en la demanda –que supera a la oferta–, mientras los fabricantes de semiconductores luchan por mantener el ritmo de crecimiento.
Así, tendencias como el trabajo remoto y la transformación digital han provocado una enorme tensión en la cadena de suministro del silicio que, además de los dispositivos electrónicos, involucra a otros sectores, como el automotriz.
Y no es fácil responder rápidamente a esta escasez, en vista de que los fabricantes pueden tardar hasta tres años en duplicar la producción de chips debido al gran ecosistema que involucra su fabricación, además de que producir un procesador supone hasta seis meses de trabajo.
Su uso es tan extenso, que, de acuerdo con la Asociación de la Industria de Semiconductores, actualmente existen más de 100,000 millones de circuitos integrados en uso diario a nivel global.
Oportunidades en México
A pesar de la gran dependencia de Asia, Intel ve en México grandes oportunidades en el campo del diseño de microprocesadores, pues el país cuenta con el talento necesario y con la colaboración de universidades que ayudan a impulsar el desarrollo de profesionales para las plataformas del futuro.
En este sentido, tanto Costa Rica como la ciudad de Guadalajara ya participan en el concepto, factibilidad, ejecución, producción y post producción de estos microcomponentes. Intel produce software, silicio, plataformas, procesos y empaquetado, que lo convierten en un fabricante líder a nivel mundial.
Los ingenieros y científicos del Intel Guadalajara Design Center (GDC) en México, desarrollan tecnologías involucradas en el proceso de fabricación de semiconductores. Por su parte, Intel Costa Rica participa en varias de estas fases, como la creación de mascarillas que contienen la información que se utilizará para cada paso del proceso de fabricación de un semiconductor.
América Latina también está involucrada en las pruebas y el ensamblaje. Cuando las obleas de silicio están listas, se cortan en chips individuales y se colocan en bobinas mediante el proceso de individualización y clasificación.
Una vez que los chips han sido cortados y clasificados, son llevados a una planta de prueba y ensamblaje. Intel Costa Rica es una de las pocas plantas en el mundo que realiza este proceso, donde cada chip se ensambla en un empaque que lo protege y le permite conectarse a otros componentes, para que finalmente se pruebe su funcionalidad.
La compañía ha realizado importantes inversiones en todo el mundo, incluyendo 20 mil millones de dólares para construir dos nuevas fábricas en Arizona y 600 millones en Costa Rica, entre otras, con el objetivo de balancear la cadena de suministro para el año 2030, en donde al menos 50% del trabajo se realice en América y Europa, y el otro 50% en Asia.
La estrategia IDM 2.0 ‘es una fórmula diferenciada que entregará una nueva era de innovación, fabricación y liderazgo de productos a través de diversas capacidades, incluidas el Intel Foundry Services, que proporcionará capacidad de fabricación y empaquetado avanzado con sede en Estados Unidos y Europa, para ayudar a nuestros clientes a convertir el silicio en soluciones, utilizando paquetes de diseño estándar de la industria’, dijo Marcelo Bertolami, gerente general de Intel para el territorio de las Américas.
Los sitios de Intel en Guadalajara y Costa Rica emplean alrededor de 4,000 espacialistasy se mantienen 533 posiciones abiertas, 320 localizadas en el Guadalajara Design Center y 213 en Costa Rica.