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Juegos en línea impulsan la economía virtual

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A mediados de la década de los 90 una nueva forma de entretenimiento hizo su aparición en la incipiente escena de la supercarretera de la información: los juegos multijugador en línea.

Los primeros ambientes multijugador ganaron popularidad rápidamente y juegos como Lineage (1998) de NCSoft rompieron la barrera del millón de suscriptores, detonando con ello una nueva era en el entretenimiento digital.

Con la llegada del nuevo milenio aparecieron diversos títulos, sumando cada vez más jugadores en línea y dando lugar al concepto MMORPG (Massive Multiplayer Online Role Playing Game), juego de rol multijugador masivo en línea, por sus siglas en inglés.

Los primeros juegos multijugador en línea se comercializaban bajo un modelo de cobro por hora de juego; más adelante se popularizó el esquema de pago único al adquirir el título, el cual consistía, originalmente, en un cliente que permitía al usuario la conexión a los servidores ejecutando el ‘mundo’ virtual y donde podía interactuar con otros jugadores.

Actualmente la mayoría de los MMORPG emplean el navegador Web como plataforma para conectar al jugador con su experiencia en línea y en la mayoría de los casos ya no es necesario pagar para ingresar a los ambientes de juego, ya que el modelo de negocio ha evolucionado para capitalizar la venta de ‘bienes’ virtuales, tales como armas, personajes, mejoras o medios para avanzar rápidamente en el juego al invertir dinero real para comprar divisas dentro del juego.

 

Economía virtual

Este fenómeno ha dado lugar a lo que los analistas denominan una economía virtual, por lo cual juegos como EVE Online, basado en Islandia, cuentan con el apoyo de economistas reales que se encargan de que su mundo digital se mantenga en un correcto balance, debido a que decenas de miles de jugadores invierten millones de dólares en sus identidades online.

jugador-consola-videojuegoEsto ha generado fenómenos como el llamado ‘Gold Farming‘, en el cual personas alrededor del mundo, principalmente en Asia, dedican horas a jugar en línea sólo para generar divisas virtuales que luego comercializan en el mundo real.

Por otro lado, también se han dado casos de robo de identidad o secuestros virtuales, donde la cuenta de un usuario de alto perfil –quien ha invertido mucho dinero real en mejoras– es robada y vendida a un tercero o devuelta a su legítimo dueño a cambio de importantes sumas de dinero.

En la actualidad los juegos en línea en todas variedades (juegos de rol multijugador, de estrategia, multijugador cooperativo, etc.), no sólo experimentan un auge en las plataformas de cómputo tradicionales, la era de la movilidad ha llevado la popularidad de este tipo de juegos a niveles nunca antes vistos, con millones de nuevos jugadores conectándose a través de sus teléfonos inteligentes o tablets y adquiriendo mejoras para destacar en sus entornos de juego.

 

Retos tecnológicos

Como es de esperarse, el éxito de los juegos en línea ha traído nuevos retos para los desarrolladores y proveedores de contenido, quienes deben garantizar la disponibilidad 24×7 de sus plataformas, capacidad de cómputo y de ancho de banda, así como altos niveles de seguridad para resguardar la identidad de sus clientes y salvaguardar sus transacciones digitales.

Por otra parte, además del reto que implica ofrecer una óptima experiencia de juego a millones de usuarios conectados, existe la necesidad de brindar servicios innovadores y nuevas características que mantengan la lealtad y el interés de su base de suscriptores, garantizando la rentabilidad de dichas plataformas en el mediano y largo plazo.

Mientras la gran mayoría de jugadores MORPG se conectan desde sus computadoras, otro segmento importante de jugadores usa consolas como punto de entrada a los juegos en línea.

Actualmente, las dos grandes plataformas de juegos PlayStation y Xbox, cuentan con un ecosistema de servicios en línea, donde los jugadores pueden comprar nuevos títulos o jugar partidas multijugador con sus amigos o competidores de cualquier parte del mundo.

Prácticamente todos los juegos nuevos, con opción para varios jugadores, permiten la competencia remota. En todos los casos la experiencia del usuario sigue siendo el motor de estos servicios, por ello es fundamental que las redes que soportan éste tráfico sean totalmente confiables, ya que este mercado sigue en crecimiento.

 

Un jugoso mercado

Tan sólo durante 2015 el tamaño del mercado de videojuegos en México fue de 19,167 millones de pesos, según datos de The CIU. Asimismo, 5 de cada 10 jugadores que adquirieron una consola el año pasado, compraron el modelo más reciente, gastando en promedio 7,999 pesos. Dichas consolas requieren Internet como parte indispensable de la experiencia que ofrecen al usuario.

Son estas necesidades las que hacen indispensable una infraestructura sólida, confiable y que ofrezca la flexibilidad y escala necesarias para adaptarse a las crecientes demandas del mercado.

Existen actualmente soluciones que ya ofrecen a los proveedores de contenido y plataformas de juego en línea la capacidad necesaria para garantizar a sus jugadores una experiencia única de juego, así como la posibilidad de crear y desplegar nuevos servicios y funcionalidades sin que ello represente complicados procesos o agregue complejidad adicional a sus redes.

Sobre este tema, Jaime Castañeda, director de ingeniería para América Latina en Juniper Networks explica: ‘Respecto a la conectividad en el caso de acceso a contenido streaming como video, música o servicios interactivos, lo más importante es mantener los tiempos de respuesta muy cortos, lo cual implica que la red debe tener una latencia muy baja’.

 

Un caso de éxito en Japón

Un claro ejemplo del éxito que un juego en línea puede alcanzar y la enorme demanda de recursos que detona, es Moster Strike, desarrollado por la empresa japonesa mixi, que en sólo dos años ha logrado reunir más de 30 millones de usuarios a nivel mundial, generando ingresos diarios por aproximadamente 4.2 millones de dólares.

La compañía ha logrado un balance adecuado de sus cargas de trabajo entre sus centros de datos internos y los que emplea en outsourcing. Con esta estrategia, sus nuevos servicios son desarrollados y entregados desde la nube pública y cuando van ganando una amplia adopción en el mercado, son migrados a un sistema propio que ofrece gran capacidad y disponibilidad.

Fuente: Juniper Networks