La creciente demanda por parte de los usuarios de consumir información en formato visual generará el 63% del tráfico global de datos, con el consiguiente reto para la infraestructura tecnológica existente.
Más aún, se estima que más de 1 millón de minutos estarán transitando por la red. Esto significa que una persona necesitaría 5 millones de años para ver todo el contenido expuesto en Internet mensualmente en 2018.
Una deducción implícita ante este fenómeno es que se están alterando radicalmente los modelos de consumo de contenidos en medios, ya que a causa de las plataformas digitales y la conectividad, los usuarios y las marcas se están volviendo creadores de contenido.
Un verdadero ‘tsunami de datos’ provocado por aplicaciones de video 4K y de realidad virtual implica mayores inversiones en centros de datos en infraestructura, almacenamiento y redes de telecomunicaciones.
Habrá que agregar desde luego las exigencias derivadas de la realidad virtual y la realidad aumentada, que gracias a que permiten vivir una experiencia en primera persona, requieren de capas de información agregadas a través de la cámara del smartphone. De hecho, una aplicación de realidad virtual ofrece un paisaje con visión de 360°, que implica un video de altísima densidad.
Ante todo este panorama, podemos anticipar la “era del video”, cuyo lema será “veo lo que quiero, cuando quiero, donde quiero y como quiero”, con un acceso audiovisual elegible, disponible y a la carta.