La inteligencia artificial (IA) podría reemplazar hasta 4 millones (14%) de los empleos en Corea del Sur en las próximas dos décadas, según un estudio del Banco Central.
Esto se suma a las crecientes advertencias sobre la perturbación inminente en los mercados laborales a nivel mundial.
Los trabajadores con ingresos más altos y una mayor formación académica enfrentan una amenaza mayor, ya que la IA podría gestionar sus trabajos analíticos y cognitivos con mayor facilidad, señaló un equipo dirigido por Oh Sam-il del Banco de Corea.
Profesiones como químicos, médicos, abogados, contadores y administradores de activos se encuentran entre los más amenazados, mientras que aquellos en campos como los religiosos, los servicios de alimentación, la enseñanza y el canto son los menos vulnerables, según indicaron.
El estudio del BOK refuerza la creciente opinión de que, aunque la IA cambia las reglas del juego y genera un aumento en la productividad, también puede desorganizar los empleos administrativos en todo el mundo.
Corea del Sur ya tiene una de las tasas de adopción de robots más altas del mundo, mientras intenta hacer frente a las consecuencias del envejecimiento de su población. Sin embargo, el país se encuentra entre los que menos utilizan la IA.
El informe de BOK subraya la creciente percepción de que, aunque la IA cambia las reglas del juego y promueve un auge en la productividad, también puede perturbar los empleos administrativos en todo el mundo.
Un informe de Goldman Sachs de este año estimó que 300 millones de puestos de trabajo a nivel mundial están expuestos a la IA generativa, como Chat GPT de OpenAI, aunque la tecnología, en última instancia, aumentará la producción económica mundial en un 7% en una década.
Otro reporte de McKinsey también ha ofrecido predicciones similares de interrupción para los trabajadores del conocimiento, pero con aceleración de la productividad a nivel mundial.
El estudio del BOK indicó que la IA impulsará la demanda de la llamada educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), junto con habilidades interpersonales más blandas, como las comunicaciones y el trabajo en equipo.
El equipo basó su estudio en los métodos empleados por Michael Webb, economista de la Universidad de Stanford.