En los años 70, Taiwán inició una transformación económica, dejando atrás las industrias intensivas en mano de obra para enfocarse en la alta tecnología.
Inspirado en el modelo de Silicon Valley, el Parque Científico de Hsinchu fue inaugurado en 1980, atrayendo talento taiwanés que había estudiado y trabajado en Estados Unidos.
Hoy, este parque alberga a 630 empresas especializadas en semiconductores, biotecnología y optoelectrónica. En 2023, registró ingresos de más de 43,000 millones de dólares, contribuyendo con un 6% al PIB de Taiwán. Su crecimiento sigue impulsado por la alta demanda en áreas como la inteligencia artificial y la computación de alto rendimiento.
A solo 60 kilómetros al suroeste de Taipéi, este parque, conocido como el Silicon Valley de Taiwán, es el centro de los desarrollos en semiconductores más avanzados del mundo. Aquí tienen su sede gigantes tecnológicos como TSMC, líder mundial en fabricación de chips, y UMC, el cuarto mayor productor de semiconductores.
Según Tzong-Chyuan Chen, director del parque y exviceministro de Ciencia y Tecnología de Taiwán, el complejo ha estado preparándose durante años para aprovechar las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial. Destaca como ejemplo los avances en la tecnología CoWoS de TSMC, esencial para aplicaciones de IA y alto rendimiento.
El parque combina fabricación e investigación, liderando el desarrollo de procesos avanzados que son clave para empresas como Apple y Nvidia. Sin embargo, enfrenta desafíos como garantizar suficiente energía para mantener su competitividad global, diversificar su industria hacia áreas emergentes como medicina de precisión y cumplir con el objetivo de alcanzar cero emisiones netas para 2050.
Chen afirma que la administración seguirá trabajando para mantener el liderazgo global del parque en semiconductores y desarrollar un entorno sostenible. Esto lo posiciona como un modelo de innovación tecnológica y cuidado ambiental para el futuro.