Por un lado, los empleados desean preservar su privacidad a toda costa, sin que se vigile su paradero ni sea monitoreado permanentemente, menos aún en horarios fuera de la jornada de trabajo, que bien puede considerarse como una invasión a la privacidad, e incluso puede irrumpir en la vida del hogar y los espacios íntimos.
En un informe de Aberdeen Group, se encontró que el 54% de las empresas que utilizan personal móvil rastrean su ubicación, cifra que en 2012 era del 37%.
Los empleadores, por su parte, consideran que hay una razón legítima para realizar seguimientos en la medida que se cuidan los horarios de trabajo, se utilizan dispositivos propios del empresa, e incluso se emplean sus automóviles.
La dificultad radica en la verificación del tiempo real que se dedica el trabajo, los espacios donde se desempeñan y los horarios que se emplean, ya que en muchos casos se utilizan dispositivos propios de los empleados, que además se usan frecuentemente en horarios no laborables para seguir trabajando. Este es un tema importante a considerar por parte de las empresas, porque los empleados pueden estar comunicándose, colaborando y trabajando en horarios extra.
Con el avance en la innovación tecnológica, este tema es cada vez más complejo de regular y legislar, sin embargo en algunas partes de Estados Unidos, como California, se trabaja intensamente para establecer códigos que regulen los límites del control y el rastreo de la actividad de los empleados para que no se invada su privacidad.
