Microsoft regresó a la superficie su centro de datos submarino, que durante dos años estuvo sumergido en aguas escocesas, y confirmó que es una alternativa viable que permitiría reducir el consumo en refrigeración de los servidores cada vez más demandados y restar el impacto que tienen en el medio ambiente, según informó la compañía.
En 2018, Microsoft hundió un gran cilindro con 864 servidores frente a las islas Orcadas (Escocia, Reino Unido) como parte del Proyecto Natick para comprobar si en un entorno frío, ausente de humedad y del corrosivo oxígeno, los equipos fallaban menos y eran más viables económicamente.
La multinacional ha pasado los últimos meses analizando el aire que había dentro del contenedor y los cables y servidores que fallaron.
Los resultados prueban que estos centros de datos no solo funcionan, sino que son ocho veces más fiables que sus equivalentes en tierra.
‘Tengo un modelo económico que dice que si pierdo un número de servidores por unidad de tiempo, estaré, como mínimo, al mismo nivel que las instalaciones en tierra’, explica Ben Cutler, gerente de proyectos de la unidad de Special Projects de Microsoft.
La combinación de red eléctrica sostenible y los centros de datos submarinos, que se refrigeran mejor con la temperatura del agua, hace que el impacto en emisiones de estas infraestructuras sea mucho menor.
Un informe de Climate Home News consideraba en 2018 que el aumento en el uso de los centros de datos, base de la nube y de los servicios de streaming, serán responsables del 3.5% de las emisiones de gases de efecto invernadero a finales de la década de los años 20.
El Proyecto Natick nació bajo la premisa de confirmar si los centros de datos submarinos eran viables, ya que podrían desplegarse para servir a zonas costeras o remotas, ya que la mayor parte de la población se concentra en las costas del planeta.
Según Microsoft, la viabilidad de los centros de datos submarinos es ya una alternativa seria para la nube de Microsoft, Azure, y para atender a clientes que necesitan desplegar y operar de manera táctica y crítica con centros de datos en cualquier parte del mundo.
El siguiente paso será probar si varios centros de datos submarinos conectados entre sí operan con similar fiabilidad y pueden elevar la capacidad de procesamiento.