¿Cómo hace Santa Claus para poder repartir millones de regalos a millones de niños por todo el mundo en tan poco tiempo?
Es cierto que detrás de esta ‘magia’ existe una industria gigantesca: un estudio de la firma de consultoría Deloitte determinó en las navidades pasadas que cada latinoamericano compra ocho regalos para estas fechas en promedio, a un costo de 51 dólares por presente.
Esto se traduce en un volumen de circulación de unos 4,800 millones de paquetes y a un movimiento económico superior a los 30,000 millones de dólares, todo concentrado en apenas unos pocos días.
Supongamos que todo ese movimiento estuviera realmente en manos de una única organización que, para colmo de complejidades logísticas, tuviera su sede central en el Polo Norte.
Esta organización requeriría herramientas capaces de procesar enormes volúmenes de información en tiempo real, con una gran cantidad de pedidos acumulados en los dos últimos meses del año.
Con base en esos primeros pedidos y a la información histórica, Santa Claus genera modelos predictivos para determinar qué materiales debe comprar para construir los juguetes y en qué cantidades.
La precisión de los pronósticos le garantizará un inventario acorde a las necesidades: no faltarán materiales necesarios ni habrá excedentes importantes.
Gracias a este modelo predictivo de generación de demanda, se ahorra lo que podría ser el clásico dolor de cabeza: el de los niños que envían su carta a último momento, lo que dispara el proceso de ‘atención de pedidos de emergencia’.
Pero este no es el único beneficio que logra la compañía del Polo Norte con la transformación digital. Además de la optimización de la cadena de abastecimiento, Santa Claus incrementó la productividad de todos sus duendes.
Por un lado, porque logró diseñar, gracias a herramientas de gestión de capital humano, grupos de trabajadores con los mejores talentos para cada especialidad. Además, al combinarlo con los mencionados modelos predictivos, se asegura que cada miembro de su equipo está abocado a un juguete que realmente va a ser demandado y que no quedará destinado a dormir en un estante hasta la Navidad siguiente.
Los renos, por su parte, se vieron favorecidos gracias a un sistema de logística que permite construir el mejor recorrido posible, disminuyendo el tiempo necesario para completar las entregas.
Con todas estas herramientas, Santa Claus logró minimizar los errores en la producción e incrementar la satisfacción de todos sus clientes. Así, completó su principal objetivo de negocio: que todos los niños reciban lo que solicitaron en tiempo y en forma.
Una advertencia final: con tal capacidad de manejo de la información, hay que tener en cuenta que es muy probable que Santa Claus también haya creado un tablero de control para determinar quiénes fueron los que no se portaron bien durante el año.
Por Desmond Mullarkey, Vicepresidente del Grupo de Soluciones de Plataformas de SAP Latinoamérica