En solo unos cuantos años la población china ha evolucionado hacia un entorno digitalizado, convirtiendo las redes sociales en un poderoso entramado por el que se comunican en su vida cotidiana, ya sea para propósitos personales, o incluso políticos y sociales.
Ante la necesidad de estar permanentemente conectados, los chinos utilizan We Chat, que es el principal servicio de mensajería instantánea en el país.
Sin embargo, con la población internauta más grande del mundo y ante la creciente influencia de los micro blog, el gobierno se inquietado y de hecho ha tenido que intervenir en movimientos políticos que se gestado con el apoyo de las redes, cuya influencia deriva, entre otras cosas de la falta de credibilidad de los medios informativos oficiales.
Ante el vigoroso crecimiento de este fenómeno, el gobierno chino ha construido una gran muralla cibernética que le permite saber lo que se puede ver, leer y escuchar en las redes, bloqueando las páginas web, publicando mensajes favorables al gobierno y borrando opiniones de foros.
El endurecimiento de la censura aumenta en la medida que crece el uso de las redes y se perfecciona constantemente para frenar todos los resquicios y audacias que los internautas chinos encuentran para comunicarse.
No obstante este gran problema que enfrenta la población china, el poder de comunicación ha logrado tener efectos importantes en la corrupción y transparencia en el país.