BARCELONA.- El Mobile World Congress, la mayor feria del mundo de tecnología móvil, ha arrancado hoy en Barcelona con una apuesta decidida de los fabricantes por teléfonos inteligentes más grandes y por incorporar paulatinamente a su oferta accesorios también inteligentes, como gafas o pulseras conectadas.
Con los smartphones asentados a nivel mundial, el congreso ha permitido conocer la apuesta del mercado por los llamados phabets, teléfonos inteligentes a medio camino entre un móvil y una tablet.
Un ejemplo de ello es la compañía china Huawei, que ha presentado en Barcelona la Huawei MediaPad X1, una phabet de 7 pulgadas con un grosor de récord -solo 7.18 milímetros-, o la también china ZTE, que también se ha sumado a la competencia con teléfonos de seis pulgadas.
Aunque hay móviles para todos los bolsillos, otra tendencia del mercado se dirige hacia los móviles más baratos, debido a la fuerte competencia entre los fabricantes.
Además de novedades más técnicas, como la mayor resolución o los procesadores más potentes, también se han podido ver en el arranque de la edición del Mobile de este año otras innovaciones más vistosas, como el primer móvil curvo del mercado, diseñado por la multinacional coreana LG.
El LG G Flex es el primer teléfono inteligente que se adapta al contorno de la cara, según la compañía, que asegura que su forma curvada «mejora la experiencia de uso» y ofrece un visionado de contenidos audiovisuales «más envolvente».
Asimismo, compañías de menor tamaño, como Yota Devices, filial de la operadora rusa YotaPhone, han dado a conocer un móvil con dos pantallas, ambas táctiles.
Por otra parte, Fujitsu ha presentado un portátil que se enciende al colocar sobre él la palma de la mano, ya que se desbloquea al reconocer las venas de su propietario.
En la misma línea, una compañía estadounidense ha presentado una aplicación para tablets y móviles que reconoce, por parámetros biométricos, los ojos de su propietario simplemente usando la cámara del dispositivo.
Pero la verdadera revolución puede venir en el campo de la tecnología móvil por el llamado Internet de las Cosas, esto es, la conexión a la red de objetos cotidianos, y la guerra por este nuevo mercado parece haber comenzado con los relojes y las pulseras inteligentes.
Sony ha sido una de las compañías que se han apuntado a la moda de la tecnología vestible (los llamados wearables) y hoy ha presentado una pulsera que mide calorías quemadas o bien la distancia recorrida por su usuario.
La pulsera se conecta mediante NFC a una aplicación del teléfono, llamada «Lifelog«, que pretende ser un centro de representación visual de lo que ha hecho un usuario a lo largo del día: no sólo su actividad física, sino también las fotografías que ha tomado, los correos que ha recibido, la música que ha escuchado, los lugares a los que ha acudido e incluso las notificaciones de Facebook que ha recibido.
Y el mismo camino siguen gigantes del sector como Samsung, que ha actualizado los relojes inteligentes que lanzó el año pasado.
Uno lo de los modelos lanzados por la compañía surcoreana incorpora cámara de dos megapíxeles, sincroniza esas fotografías por Bluetooth con el móvil y por supuesto permite llamar por teléfono, unas innovaciones que el mercado dirá si cuajan entre el gran público.
EFE