La empresa Natural Machines presentó Foodini, la primera impresora de comida en 3D que procesa todos los alimentos y que podría liderar una revolución tecnológica en la cocina.
La impresión en 3D de alimentos ha dejado de ser ciencia ficción gracias a esta revolución tecnológica: al pulsar la pantalla táctil de la impresora aparecerá el plato elegido en sus tres dimensiones.
La máquina puede estar conectada a dispositivos móviles y a Internet para recibir órdenes, puede imprimir hamburguesas y nuggets de pollo; aún no cocina, pero los creadores ya trabajan en ello.
La impresora está provista de una pantalla para elegir entre distintas recetas y se carga con cápsulas que contienen alimentos frescos. Elabora, capa a capa, el plato a cocinar, por ejemplo, unas galletas preparadas para meter al horno o una pasta lista para hervir.
Aunque su llegada a los hogares todavía puede tardar, su incursión en el mundo de la alta gastronomía será un hecho en la cocina del chef Paco Morales, considerado uno de los cocineros con más potencial de España y con una estrella Michelin.
Uno de los retos que busca el chef y los creadores de la impresora es combinar teléfonos inteligentes, impresoras 3D, drones, robots, Google Glass, etc., para aplicarlo al sector agroalimentario y, de esta manera, elaborar la primera cena en 3D.
El próximo 3 de diciembre, de forma simultánea en Barcelona y Nueva York, 12 comensales del mundo gastronómico, científico o artístico podrán asistir a la cena, con una inversión de 150,000 euros, en la que todo estará impreso.
Además del menú comestible, todo el espacio, hasta la vajilla, cubertería, sillas y mesas, serán impresos en 3D por el estudio GGlab.
Una cena tecnológica en la que habrá otro invitado especial, será el robot REEM, que aplica la inteligencia predictiva orientada al consumidor. Este robot, alimentado con una buena base de datos y conectado a nuestros perfiles de Facebook, Twitter o Foursquare, por ejemplo, será capaz, al leer nuestra pupila, de elaborar una propuesta gastronómica personalizada en función del momento del día.
EFE
