Nokia anunció hoy una pérdida neta atribuida de 351 millones de euros en el primer trimestre del año, lo que supone un descenso del 26% respecto a los números rojos registrados en el mismo periodo de 2017.
El beneficio bruto de la compañía de telecomunicaciones finlandesa entre enero y marzo ascendió a 1,805 millones de euros, un 15% menos en términos interanuales, y su pérdida operativa aumentó un 165%, hasta los 336 millones de euros.
Según Nokia, sus resultados se vieron afectados por las partidas extraordinarias, sin las cuales su beneficio neto atribuido hubiera ascendido a 86 millones de euros, un 56% más que en el primer trimestre del año anterior.
El grupo finlandés, que tras vender su negocio de móviles a Microsoft en 2016 se dedica sobre todo a la comercialización de equipos de telecomunicaciones, facturó entre enero y marzo 4,924 millones de euros.
Esta cifra supone una caída de las ventas del 8%, aunque según Nokia, el retroceso se debe al efecto negativo de los tipos de cambio del euro respecto a otras monedas, ya que con tipos constantes la facturación se hubiera mantenido al mismo nivel.
Nokia Networks, el principal negocio de la compañía, encargado de las redes de telecomunicación, facturó 4,324 millones de euros en el primer trimestre, un 12% menos interanual.
Las ventas cayeron en sus tres áreas comerciales -redes de banda ultra ancha, servicios globales y redes IP y aplicaciones-, con fuertes retrocesos en Norteamérica, China y la región Asia-Pacífico, aunque crecieron un 28% en Latinoamérica, donde facturó 290 millones de euros.
Nokia Technologies, la división que gestiona su cartera de patentes y la concesión de licencias, facturó 365 millones de euros, un 48% más, y aportó al grupo un beneficio operativo de 355 millones de euros, lo que supone un aumento del 52%.
Pese a los débiles resultados del primer trimestre, el consejero delegado de Nokia, Rajeev Suri, mostró su confianza en que la compañía mejorará en la segunda mitad de 2018, cuando espera cerrar acuerdos con operadoras de Estados Unidos para ‘el despliegue comercial a gran escala’ de equipos de quinta generación (5G).
La tecnológica finlandesa, que se disputa el liderazgo mundial del segmento de redes de telecomunicación con la china Huawei y la sueca Ericsson, mantiene sus previsiones para el ejercicio 2018 y augura una mejora de la rentabilidad respecto al año anterior.